Le pasé el teléfono a Benedicto y escuché que decía: ‘Santidad, desde este momento, prometo mi total obediencia y mi oración'. Son momentos que no puedo olvidar
(J. Bastante/Vatican News).- Durante siete años y medio fue, junto al sempiterno Georg Ganswein, el secretario personal de Benedicto XVI. Y uno de los pocos que, hace ahora cinco años, sabía que Ratzinger iba a presentar su renuncia. «Fue un acto heroico y de amor a la Iglesia, cuya grandeza se va comprendiendo cada vez más«, asegura Alfred Xuereb.
En una entrevista con Vatican News con motivo de esta efeméride, y coincidiendo con la publicación de la ‘carta-despedida’ de Ratzinger al Corriere della Sera, Xuereb recuerda cómo vivió aquellos momentos. Él supo de la renuncia seis días antes, concretamente el 5 de febrero.
«Son muchísimos los recuerdos que tengo del Papa Benedicto y no quiero olvidarlos para conservar viva la memoria de estos años, de ese periodo que viví con él…», destaca el prelado, quien recuerda «muy bien, el 5 de febrero de 2013, cuando el Papa Benedicto me invitó a tomar asiento en su estudio privado y me anunció la gran decisión de su renuncia«.
«Pensé en pedirle que lo pensara un poco más, pero casi en seguida me detuve, porque estaba seguro de que había rezado largo tiempo», recuerda Xuerb, quien apunta cómo aquel mismo día recordó que en los últimos tiempos, «cuando él, en la sacristía, antes de empezar a celebrar la Misa en la capilla privada, permanecía en oración durante tanto tiempo; y a pesar de las campanadas del reloj que marcaba la hora del comienzo de la Misa, él permanecía en recogimiento ante el Crucifijo que está en la sacristía«.
«Yo estaba convencido de que rezaba por algo muy importante. Ese 5 de febrero, cuando escuché que el Papa Benedicto me comunicó su gran decisión, pensé: ‘¡Entonces, seguramente rezaba por esto!'», sostuvo, asegurando que ese día 11, cuando anunció públicamente su renuncia, «estaba sereno precisamente porque estaba seguro de haber sopesado bien la cosa en la paz y en la voluntad de Dios».
La despedida
«Un momento muy fuerte para mí fue el de la despedida, porque él me repitió: ‘Usted irá con el Papa nuevo‘. Por lo que, cuando fue elegido el Papa Francisco, le escribió una carta reiterando su disponibilidad para dejarme libre en caso de que me necesitara», recuerda Xuereb.
«Y, cuando llegó el día de dejar Castel Gandolfo para ir con el Papa Francisco – desde la Secretaría de Estado me dijeron: ‘Apúrate, prepara tus maletas, porque el Papa Francisco está abriendo la correspondencia solo‘ – entré en el estudio del Papa Benedicto para anunciarle eso y le pedí, llorando, su bendición.
Él con mucha serenidad se levantó, yo me arrodillé, y me dio su bendición con la que me dejó ir».
¿Por qué renunció Ratzinger?
Este mes de octubre, Xuereb pudo volver a encontrarse con Benedicto XVI. «Me invitó él para el día de mi cumpleaños, para celebrar la Misa y luego desayunar, lo encontré con una mente muy activa, preguntaba tantas cosas… Con su mirada me decía: ‘¡Estoy muy contento de volverte a ver!’ ¡Recordaba muy bien también detalles sobre mi familia, mi madre, incluso los gatos de mi mamá! Claro que físicamente está muy frágil. Tiene casi 91 años y sin embargo mi mamá que tiene ‘sólo’ 82 años no está como él».
¿Por qué renunció Benedicto? «Fue un gesto grandioso -apunta su ex secretario-. Él comprendió, en especial, durante el vuelo a México que ya no podía hacer viajes largos. Ya se acercaba la Jornada Mundial de la Juventud en Brasil y se dio cuenta de que ya no podía hacer todos esos esfuerzos… Cumplió un acto heroico, en mi opinión, porque pensó en primer lugar en la Iglesia, en su amor a la Iglesia, que era mucho más grande que el amor a sí mismo, a su ego. No le importó lo que algunas personas o ambientes podían decir sobre él, que quizá no tenía la valentía de seguir adelante… Él permaneció siempre sereno, una vez que comprendió que Dios le pedía este acto de gobierno, amando más a la Iglesia que a sí mismo».
«Él quiso tomar esta decisión de vivir una vida retirada precisamente para poder prepararse al encuentro final con el Señor y mientras lo hace vive con profunda espiritualidad, ofreciendo oraciones y ofreciendo también la fragilidad de su condición de salud, la ofrece en favor de la Iglesia, por el Papa y por la Iglesia», asegura.
Francisco y Benedicto
Sobre la relación entre Francisco y Benedicto, Xuereb lo tiene claro: «El Papa Francisco dio enseguida la definición justa: ‘Tenemos el privilegio de tener al ‘abuelo’ en casa’. Tenemos pues una memoria histórica viva a la cual podemos acudir. Estoy seguro de que el Papa Francisco lo hace. Luego, por supuesto, hablan también los gestos. Antes de que el Papa Francisco saliera ante el mundo, asomándose al balcón de la Basílica de San Pedro, él quiso llamar al Papa Benedicto para saludarlo. Nosotros estábamos en la sala de la televisión, donde el teléfono está siempre silenciado, por lo que no oíamos la llamada. Eso explica porqué se demoró el Papa Francisco en asomarse. Después, nos volvieron a llamar durante la cena y nos preguntaron que dónde habíamos estado… allí delante de la TV… nos dijeron que el Papa Francisco iba a volver a llamar después de cenar y así fue. Le pasé el teléfono a Benedicto y escuché que decía: ‘Santidad, desde este momento, prometo mi total obediencia y mi oración‘. Son momentos que no puedo olvidar».
Becciu: «Está muy fresco y presente»
Por su parte, el «número tres» del Vaticano, Angelo Becciu, aclaró ayer que Benedicto XVI «está muy fresco» y «presente», tras las especulaciones sobre su estado salud provocadas por una carta en la que él mismo habló del «último tramo» de su vida.
«Físicamente tiene un poquito de dificultades, pero todavía se echa su paseo, y mentalmente está muy fresco, una gran memoria, está presente», subrayó. «Me encontré con Benedicto XVI hace algunos días, hablamos de esto y de lo otro, y también del Óbolo (de San Pedro), y me dijo lo mismo, recordó que cuando eran jovencitos estaban seguros de que tenía una buena finalidad», añadió.