Neymar lo ha vuelto a hacer. Si los periodistas de su país no le perdonan su afición a las celebraciones y las encuestas entre los aficionados brasileños confirman que su
popularidad
ha descendido en Brasil
por culpa de su afición a las salidas nocturnas, Neymar, que hace unos días tuvo un rife-rafe con un periodista ante quien reivindicó su derecho de irse de fiesta cuando quiera, ha vuelto a acaparar el primer plano de la actualidad en Brasil aprovechando la jornada festiva que el técnico olímpico brasileño, Rogério Micale, ha concedido a sus jugadores para organizar un buen «sarao».
Neymar alquiló una casa de lujo en el barrio de Alphaville, en Goiania, y montó una fiesta a la que invitó a todos los integrantes de la canarinha olímpica, aunque sólo 18 acudieron, uno de ellos la estrella emergente Gabriel Jesus.