Luis Enrique guarda silencio. De puertas para a fuera cava y confeti. Dentro, la realidad es otra.
El técnico asturiano mira con recelo una plantilla construida desde la necesidad y no el gusto. Mientras el entorno dispara tiros al cielo proclamando un Barcelona ganador, Luis Enrique frunce el ceño.
Los fichajes de urgencia de este último curso no se parece, en nada, a la primeras opciones que puso el asturiano sobre la mesa del Barcelona después de ganar los cinco de seis en título y firmar el doblete la pasada campaña.
Laporte, Marquinhos, Alaba, Pogba, Nolito o Gameiro. Ninguna de los elegidos por el asturiano viste de azulgrana. A cambio, el club le ha traído más banquillo: Digné, Umtiti, Denis Suárez, Cillissen, Paco Alcácer o André Gomes.