Que el Real Madrid comience ya mismo su temporada ofcial con la disputa de dos títulos es ilusionante, pero a la vez una pequeña desventaja. Los merengues no van a tener tiempo casi ni para respirar desde el inicio del curso, y Zinedine Zidane va a tener que empezar desde este mismo martes a tomar decisiones muy complicadas a la hora de decidir cada once inicial, cada cambio y cada rotación. Jugar está más caro que nunca, y mantener el compromiso del grupo se antoja un reto cada vez más complejo.
Es verdad que el vestuario está encantadísimo con Zizou, y que el año pasado el entrenador francés consiguió convencer a todos los jugadores de que debían ser solidarios y mantener la tensión competitiva jugase quien jugase. Hacer un equipo fue la gran baza del Real Madrid para conquistar, sobre todo, el campeonato de Liga con un fondo de armario espectacular. Pero ahora ha habido cambios en esa segunda unidad. Hay futbolistas nuevos y jóvenes que pedirán paso, y otros veteranos que ya el año pasado fueron suplentes habituales, y que probablemente reclamarán una cuota mayor de protagonismo.
Uno de esos jugadores es Mateo Kovacic.
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