Este viernes, 11 de abril de 2025, el panorama comercial global sigue sacudido por los recientes movimientos del presidente Donald Trump. Su decisión de imponer un arancel global del 10 %, que podría llegar hasta un 50 % para algunos países, ha encendido alarmas en los mercados internacionales. Bajo el amparo de la International Emergency Economic Powers Act (IEEPA), esta medida busca, según el mandatario, corregir desequilibrios comerciales históricos y proteger la seguridad económica nacional. Sin embargo, las preguntas clave persisten: ¿Está más cerca Trump de alcanzar sus objetivos? ¿Qué implica realmente su estrategia?
Desde el inicio de su segundo mandato, Trump ha redoblado su enfoque en una política comercial centrada en “América Primero”. Esta semana, el mandatario declaró una emergencia nacional para justificar los aranceles, argumentando que los déficits comerciales crónicos han debilitado la base industrial y la soberanía económica de Estados Unidos. Su administración sostiene que estas medidas son necesarias para nivelar el terreno competitivo frente a prácticas desleales como la manipulación de divisas o los impuestos discriminatorios aplicados por otros países.
El trasfondo: ¿Cuál es el objetivo final?
El objetivo declarado por Trump es reducir el déficit comercial, reindustrializar Estados Unidos y garantizar la seguridad económica nacional. Según el informe de la Oficina del Representante Comercial (USTR), presentado en marzo, el déficit comercial en bienes superó los $1,2 billones en 2024, una cifra calificada como insostenible. La estrategia incluye no solo los nuevos aranceles globales, sino también revisiones a acuerdos existentes como el USMCA y un enfoque más agresivo contra las prácticas comerciales chinas.
La piedra angular del plan parece ser una combinación entre presión arancelaria y negociación bilateral. En este sentido:
- Los aranceles funcionan como palanca para forzar concesiones de socios comerciales.
- El gobierno planea revisar acuerdos clave como el USMCA antes del plazo obligatorio en 2026, con miras a reforzar protecciones laborales e industriales.
- China sigue siendo un foco central: se busca garantizar el cumplimiento del acuerdo Fase Uno firmado durante su primer mandato, especialmente en áreas como propiedad intelectual y transferencias tecnológicas.
Críticas y riesgos asociados
Aunque Trump defiende que sus políticas impulsarán empleos bien remunerados en sectores como manufactura y tecnología avanzada, las críticas no se han hecho esperar. Economistas y analistas advierten sobre varios riesgos:
- Aislamiento internacional: Los aranceles podrían alienar a aliados clave e incentivar represalias comerciales.
- Impacto inflacionario: El aumento de costos para importadores estadounidenses podría trasladarse a los consumidores finales, agravando las presiones inflacionarias existentes.
- Efectos inciertos en la inversión: Si bien Trump busca reindustrializar EE.UU., la incertidumbre normativa podría desalentar nuevas inversiones extranjeras directas.
¿Qué tan cerca está Trump de sus metas?
A pesar del ruido generado por estas medidas, los resultados tangibles aún son difíciles de medir. Por un lado:
- Algunas industrias nacionales han reportado repuntes modestos gracias a restricciones previas a las importaciones extranjeras baratas.
- El uso estratégico del USMCA como modelo para otros acuerdos muestra cierto progreso hacia estándares más equitativos.
Por otro lado:
- Los déficits siguen siendo altos; las exportaciones agrícolas sufrieron caídas significativas tras las represalias impuestas por China y Europa durante disputas pasadas.
- La falta de consenso internacional sobre reformas al sistema comercial global limita el alcance de estas políticas unilaterales.
Perspectivas futuras
De cara al futuro, Trump parece apostar por una confrontación prolongada con sus principales socios comerciales si no ceden ante sus demandas de reciprocidad arancelaria y apertura de mercados. Sin embargo, expertos coinciden en que su capacidad para lograr cambios estructurales dependerá tanto de su habilidad negociadora como del margen político que pueda mantener internamente frente a un Congreso dividido y una opinión pública cada vez más crítica.
Las próximas semanas serán cruciales para observar si esta escalada arancelaria logra avances concretos o si termina agudizando tensiones económicas globales ya existentes.
