Uno de los autores del «look Almodóvar» se deshace de su colección de objetos

Uno de los autores del "look Almodóvar" se deshace de su colección de objetos
El director de cine Pedro Almodovar posa durante la visita a la exposición de carteles de sus películas, que se celebró en la Universidad de Oviedo en 2006. EFE/Archivo

¿Le gustaría comer en la mesa de Agrado de ‘Todo sobre mi madre’ o sentarse en la silla donde Penélope Cruz hacía el cásting en «Los abrazos rotos’?. Ahora puede. Antxon Gómez, director artístico de varios filmes de Almodóvar o Bigas Luna vende su colección de objetos que han marcado una época del cine español.

Se trata de más de 6.000 piezas de todo tipo, muchas de ellas únicas: sillas, mesas, lámparas, papel pintado, vajillas… mobiliario y elementos decorativos creados sobre todo en las décadas de los cincuenta y ochenta del pasado siglo y seleccionados durante años por Gómez, ganador en 2009 de un Goya por la dirección artística de «Che, el argentino», de Steven Soderbergh, una película precisamente, muy alejada de su estilo más reconocible.

En su local del Poble Sec, los mitómanos del cine y del diseño están desgajando la colección, haciéndose con piezas que además de en anuncios -Gómez ha trabajado en publicidad- han podido ver en producciones como «Huevos de Oro» de Bigas Luna o en alguna de la media docena de colaboraciones que Gómez ha hecho con Almodóvar.

Esta colaboración se inició en «Carne Trémula» y de forma intermitente ha llegado hasta «La piel que habito», que acaba de finalizar junto al realizador manchego.

Antxon Gómez (Donostia, 1952) asegura a Efe con cierta tristeza que preferiría no tener que desprenderse de estas piezas logradas con placer de rastreador sobre todo en Barcelona -también en Madrid y el sur de Francia- de la forma más variopinta: tiendas de segunda mano, saldos, restos de serie. «Es cuestión de fijarse…», asegura.

Sin embargo, inmediatamente después se convence de que tiene que dejar ir una colección «excesiva» que no paraba de crecer y que ocupaba un espacio cada vez mayor, que además de resultar cara de mantener, le suponía un «verdadero deterioro mental» cada vez que se rompía alguna.

«Es el momento de compartirlas con alguien, que estos objetos que ya vivieron primero en casas, y que han estado guardados luego en un almacén, sigan su camino, con otra gente, fluyan», señala el director artístico, que se ha quedado con las piezas a las que tiene más cariño, unas cuantas lámparas, algunos diseños de Jaume Treserra, una «buenísima» colección de papel pintado…

Como Neruda -en el local se puede leer la «Oda a las cosas» impresa sobre un rollo de papel pintado-, Gómez es un «forofo» de los objetos, afinidad que le une con Almodóvar, con quien coincide, dice, en ver cierta alma a estas piezas, a simple vista inertes, y que ayudan además a definir los personajes de las películas.

Aunque su ilusión hubiera sido que alguna institución le hubiera hecho una oferta interesante para quedarse con todo el lote -«hay piezas muy valiosas, únicas e irrepetibles»- y montar un espacio expositivo que abarcara este periodo del diseño eminentemente doméstico y pop, finalmente no ha podido ser.

Este químico de formación que llegó tarde al cine -a principios de los noventa y de la mano de Bigas Luna- está viendo estos días como otros coleccionistas voraces arramblan -pagando eso sí precios que van desde unos pocos euros hasta piezas que superan el millar- con su catálogo, como esa lámpara que iluminaba la habitación de Salvador Puig Antich, en el filme de Manuel Huerga, o sillas del despacho de Fele Martínez en «La Mala educación».

Entre los clientes que se han hecho con una pieza «histórica» está Pablo, un joven que fue a comprar una lámpara de pie y se llevó la que la transexual Agrado (Antonia San Juan) tenía en su impecable piso pop. «He tenido doble premio, he encontrado una lámpara que me gusta que salía en ‘Todo sobre mi madre’, una película que me encanta», afirma satisfecho.

Es inevitable preguntarle a Antxon sobre cómo es su casa, aquella en la que vive este drogadicto del diseño. «Mi casa de Barcelona es bastante blanca, mucho libro… me gustan los objetos, pero compro pensando en lo que puede ser interesante para una película no para mi casa», aclara. ¿En casa del herrero cuchillo de palo?. No nos lo creemos.

Sergio Andreu

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