El reciente Gran Apagón que dejó a miles de personas en España sin suministro eléctrico durante más de 14 horas ha traído consigo una amenaza inesperada: una oleada de nuevas estafas que aprovechan el desconcierto general. Mientras muchos ciudadanos aún intentan recuperar la normalidad, la Policía Nacional ha tenido que emitir una alerta urgente sobre llamadas y mensajes fraudulentos que buscan engañar y robar a los afectados, utilizando como pretexto la supuesta restauración del servicio eléctrico.
Durante las primeras horas tras el apagón, las líneas telefónicas y redes sociales se llenaron de mensajes sospechosos. Los delincuentes, haciéndose pasar por empleados de compañías eléctricas, contactaban a usuarios asegurando que podían devolver la luz a sus hogares si les facilitaban datos bancarios o personales. Bajo presión, muchos ciudadanos recibieron mensajes de texto con enlaces a páginas web falsas o directamente llamadas telefónicas en las que se solicitaban números de cuenta o contraseñas, todo bajo la promesa urgente de solucionar la incidencia eléctrica.
Cómo operan las nuevas estafas: patrones y tácticas
Estas modalidades de fraude comparten algunos elementos en común:
- Suplantación de identidad: Los estafadores se presentan como operadores oficiales de compañías eléctricas.
- Urgencia y presión: Insisten en la necesidad inmediata de recuperar el suministro eléctrico, generando ansiedad en la víctima.
- Solicitan información sensible: Piden datos bancarios, contraseñas o transferencias económicas para “resolver” el problema.
- Uso de canales diversos: Llamadas telefónicas directas, SMS con enlaces fraudulentos e incluso mensajes por aplicaciones de mensajería instantánea.
Un ejemplo frecuente es el envío de mensajes con textos como: “Por una incidencia imprevista que afecta a la red, podría verse afectado tu suministro en (zona). Para restablecerlo accede al siguiente enlace”. Al clicar, el usuario es dirigido a una web falsa donde se le pide introducir datos personales y bancarios. En otros casos, las llamadas incluyen instrucciones para realizar transferencias o compartir códigos bancarios, siempre con el mismo objetivo: vaciar cuentas o comprometer la seguridad financiera del afectado.
El contexto del apagón y la reacción social
El Gran Apagón no solo supuso un reto logístico —con largas filas en cajeros automáticos, semáforos fuera de servicio y zonas urbanas colapsadas— sino también un terreno fértil para la manipulación psicológica. La incertidumbre favoreció que muchas personas bajasen la guardia ante supuestos “técnicos” dispuestos a ayudar. Según fuentes policiales, los estafadores han conseguido sus objetivos especialmente entre personas mayores o usuarios poco familiarizados con las tecnologías digitales.
Las autoridades han recalcado que ninguna compañía eléctrica solicita datos sensibles por teléfono ni por mensaje. Ante cualquier comunicación sospechosa, instan a colgar inmediatamente y contactar solo por canales oficiales. La campaña #NOPIQUES circula ya por redes sociales para sensibilizar sobre estos riesgos y recordar a los ciudadanos que desconfíen ante cualquier oferta fuera del procedimiento habitual.
Perfil del ciberdelincuente tras el apagón
El perfil del estafador digital que opera tras eventos masivos como este apagón suele reunir ciertas características:
- Sabe explotar situaciones excepcionales y estados emocionales alterados.
- Utiliza técnicas avanzadas de ingeniería social para ganar confianza rápidamente.
- Opera desde plataformas móviles y digitales difíciles de rastrear.
- Suele formar parte de redes organizadas que reutilizan bases de datos robadas previamente.
No es raro que estos grupos actúen simultáneamente en varios países adaptando sus métodos al contexto local, según las oportunidades que brinda cada incidente.
Medidas preventivas recomendadas por la Policía
Las recomendaciones clave para evitar caer en estas trampas incluyen:
- No proporcionar datos personales ni bancarios por teléfono o SMS.
- Verificar cualquier comunicación contactando directamente con la compañía eléctrica a través de números oficiales.
- No pinchar enlaces ni descargar archivos recibidos desde mensajes no verificados.
- Denunciar cualquier intento sospechoso ante las autoridades para ayudar a su rastreo y prevención futura.
- Recordar siempre que los procesos oficiales nunca requieren pagos inmediatos ni solicitud directa de datos sensibles.
Anécdotas recientes y curiosidades
La rapidez con la que surgieron estas estafas sorprendió incluso a los propios expertos policiales. En ciudades como Madrid y Barcelona se registraron picos inusuales de llamadas sospechosas apenas dos horas después del inicio del apagón. Un caso llamativo fue el de una vecina del barrio madrileño de Chamberí que recibió tres llamadas consecutivas en menos de 20 minutos: todas usaban números aparentemente locales pero ocultaban su verdadera procedencia mediante técnicas avanzadas de suplantación.
Otra anécdota destacada fue cómo algunos usuarios organizaron grupos vecinales en aplicaciones como WhatsApp para alertarse mutuamente sobre mensajes extraños e impedir así posibles fraudes. En varias ocasiones, estos grupos sirvieron para identificar patrones comunes y contribuir con información relevante a la investigación policial.
Consecuencias sociales y psicológicas
Más allá del perjuicio económico directo, estas estafas generan desconfianza generalizada hacia cualquier comunicación digital relacionada con servicios esenciales. También incrementan el estrés post-apagón entre quienes ya han visto comprometida su rutina diaria. Psicólogos consultados subrayan la importancia de campañas informativas constantes para fortalecer la resiliencia digital ciudadana en situaciones críticas.
La combinación entre un contexto caótico —como el reciente apagón— y la sofisticación creciente del ciberfraude exige mantener un nivel alto de alerta social. La clave está en actuar con sentido común: desconfiar siempre ante solicitudes inusuales y recordar que solo los canales oficiales son fuente fiable en momentos críticos.
