La leyenda de la Noche de Ánimas de Guadalajara, de Mañueco

La leyenda de la Noche de Ánimas de Guadalajara, de Mañueco

1. LA LEYENDA DE LA NOCHE DE ÁNIMAS EN GUADALAJARA

MañuecoConcordia

Mañueco-LaLeyendadelaNochedeÁnimasPortada

I. PREÁMBULO

En siglos de Alta Edad Media
cuando ocurrían las cosas.
misteriosas, peligrosas
que imaginación asedia

sucedieron espantosas
las obras de esta tragedia,
que el tiempo no las remedia
pues que siguen poderosas

sucediendo un día al año.
Cuando salen los difuntos
de algunos mágicos puntos
subiendo muerto peldaño

desde sus tumbas trasuntos.
Bien que pueden causar daño
a algún ser humano extraño
que se mezcle en sus asuntos.

II. LOS LUGARES

Allá en el lejano XII
recibieron los templarios
mitad monjes, temerarios
caballeros que conoce

la Historia extraordinarios,
la torre que hoy se conoce
y aun cuya vista se goce
entre riscos solitarios

de Torija… A cuatro leguas
de Guadalajara, villa
que a su monte se arrodilla,
y hasta el río no da treguas

-ya bien entrado en su orilla-
ni a los caballos ni a yeguas
sólo el puente sí da treguas
para pasar la otra orilla.

III. ODIOS ENTRE LOS TEMPLARIOS Y ARRIACENSES

Que los templarios tuvieran
tan próxima fortaleza
no gustó ni a la nobleza
ni a pueblo llano estuvieran

tan próximos a riqueza
de Guadalajara. Unieran
sus esfuerzos y sintieran
que el conflicto es tal que empieza

a enfrentar a los guerreros
del Temple y a los vecinos
de la villa. Así en caminos
y campos y cazaderos

se cruzaban los destinos
de templarios y caballeros
de Arriaca, a los escuderos
y también con campesinos.

IV. LA PUGNA SE ENCONA

Más la pugna empeoró
cuando el Temple de Torija
aquellas tierras que elija
entre vallas encerró…

Muy mal así se cobija
la armonía, que se hirió
y finalmente murió
entre Arriaca y en Torija.

Mal al ganado que pasta,
mal para la res que escapa,
mal la caza que agazapa
cuya libertad desgasta.

Mal aprender nuevo mapa.
Mal acequias en que aplasta
el agua que antes se gasta
libre y ahora se atrapa.

V. EL PASO HONROSO DE GUADALAJARA

A una lid reglamentada
los arriacenses retaron
a los del Temple, Y llamaron
a una cita programada.

En puente árabe esperaron
toda la tropa formada
la embestida peleada
de templarios que llegaron.

Allí fue el partir de lanzas,
allí el crujir de armaduras,
allí las muy fuertes juras,
allí esfuerzos y asechanzas.

Allí las espadas duras,
allí chispas en aire danzas.
allí aceros de venganzas,
allí intenciones oscuras.

Pero era lid preceptuada
un riepto o reto pactado,
así que finalizado
se dio a poco de iniciada.

VI. EL PASO HONROSO DE TORIJA

También se había acordado
una segunda asonada
en la profunda vaguada
que está de Torija al lado.

Es una estrecha angostura,
por boscaje recubierto,
un combate a campo abierto
por entre el cual murmura

el agua, arroyos, el puerto
de torrentera insegura
y a cada lado espesura,
roca y declive cubierto.

Ya se acercan las mesnadas,
ya refulgen las cimeras,
ya los petos y espalderas,
ya las armas preparadas.

Ya se elevan las banderas,
ya las lanzas más delgadas,
ya espadas más afiladas.
Ya las voces más guerreras.

Los caballeros e infantes,
del Temple y Guadalajara,
hacia el paso honroso guiara,
cada cual en semejantes

números si se contara
los caballeros y andantes,
con la rabia en sus semblantes
cada grupo se buscara.

VII. LA BATALLA

Fieramente, se acometen.
Fieramente ya se hieren.
Fieramente, se sintieren.
Fieramente, se arremeten.

Crudamente, se dolieren.
Crudamente, más se reten.
Crudamente, se asaeten.
Crudamente, algunos mueren.

Porque desde ambas pendientes,
Templarios han emboscado
tropas de repuesto, estado
desde el que atacan por frentes

a quien de Arriaca ha llegado.
Guerra abierta e inocentes
mueren ya tan suficientes…
que sangre es ya todo el prado.

Y cuando llega la noche
los lobos se dan festín
y alimañas un sinfín
están causando el derroche,

cadavérico jardín,
al que solo pone broche
el paso ya de la noche
y el toque al sol del clarín.

VIII. EL ENTIERRO DE LAS ÁNIMAS

Rayando el día, ladera
de la angostura arbolada,
de tumba se ve poblada
con una fosa ligera,

pues tanta gente hay matada
que en cada cual torrentera
una tumba más certera
ha sido al pronto cavada.

A un lado son los Templarios
de la vaguada enterrados,
y sobre los otros collados
de Arriaca son escenarios.

Ambos bandos enfrentados
en sus mundos solitarios,
en la muerte aun adversarios
del monte en ambos costados.

Allá donde Valdenoches
se nombra hoy el paraje
las tumbas bajo el paisaje
duermen en sus medianoches,

combatientes en salvaje
selva sombría y pedroches,
cantizales de sus noches.
Allí acabó el vital viaje.

IX. LA NOCHE DE DIFUNTOS

Pero cuando ya atardece
en el Día de difuntos,
por los barrancos conjuntos
un ruido de hierros crece…

Mientras campanarios juntos
de aldeas su tañer crece,
en una oración que rece
por todos los ya difuntos,

envueltos en sus sudarios
sobre sus viejos caballos,
caballeros y vasallos,
reviven seres contrarios.

Entre gemidos del viento,
entre aullidos de alimañas,
ululando en las montañas,
casi cual siendo un lamento

entre las fieras extrañas,
el cráneo amarillento
de quienes en tan sangriento
combate en esas campañas

hace siglos que murieron
retornan ahora a tierra,
para proseguir su guerra
pues que aún no la perdieron.

Y se abren entre la sierra
tantas fosas que partieron
de esqueletos que se fueron
como aquella zona encierra.

X. LA ESPELUZNANTE BATALLA

La espeluznante batalla
de cadáveres, monturas,
que salen por las negruras
entre donde Arriaca se halla,

y de Torija criaturas
de la noche alzan su raya,
visten su cota de malla
y sus rotas armaduras.

Y otra vez entre alaridos
que a los vivos amedrentan,
frente a frente se presentan
llenando noche de ruidos.

Los ejércitos se enfrentan
de tumbas recién salidos,
hasta caer de nuevo heridos
y de nuevo se ensangrentan.

XI. TERRIBLE NOCHE DE ÁNIMAS

Terrible noche de muertos
espectros aún en sombra,
ánimas que nos asombra
que con sudarios cubiertos

y horrores que no se nombra
con los ojos muy abiertos
y hachones de luz inciertos
asustan a cualquier sombra.

Huid, los humanos vivientes
si os encontráis los despojos
de estas momias en los ojos
y con sus armas hirientes.

De Arriaca aún sus enojos
o Torija a las corrientes
personas vivas presentes
arrastren a sus arrojos

si en las fechas de difuntos
os acercáis al desfile
de este sudario que hile
para llevar todos juntos…

con la guadaña que afile
a los vivos ya igual adjuntos
a los muertos y difuntos
que su prisión no vigile.

XII. ADVERTENCIA A TODOS LOS VIVOS

Dicho está en Guadalajara
donde el muerto caminara
y el vivo que no espabile
también con ellos enfile.

En la Noche de Difuntos,
muerto y vivo todos juntos.

Juan Pablo Mañueco
del libro «La leyenda de la Noche de Ánimas de Guadalajara y otras leyendas»

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Juan Pablo Mañueco

Nacido en Madrid en 1954. Licenciado en Filosofía y Letras, sección de Literatura Hispánica, por la Universidad Complutense de Madrid

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