La Hora de la Verdad

Miguel Ángel Malavia

Antitaurinos: os perdéis a Talavante y Manzanares

Entiendo perfectamente a las personas que están en contra de la Tauromaquia. De verdad, creo lógico que vean en ella el maltrato gratuito de un animal. Sin embargo, me alegro por quienes tienen la capacidad de ver más allá y encontrar un arte en la danza a vida y muerte entre un hombre y un toro. Un clarísimo ejemplo lo hemos tenido ayer y hoy en Las Ventas del Espíritu Santo, en Madrid. Ayer Talavante y hoy Manzanares han reventado el ciclo isidril y han derrumbado la Puerta Grande del coso más exigente del mundo.

¿Pero cómo? ¿Cómo ha sido eso? Pues con delicadeza, llevando la muleta como un susurro, deslizando con suavidad la tela que embrujaba al minotauro. Talavante lo hizo al natural, sacando tandas con la zurda que parecían interminables, a cámara lenta, vaciándose y destripando el alma. Esta tarde, Manzanares lo ha logrado con una poderosísima diestra, imponiéndose al viento y a las debilidades de su oponente, acariciando el trapo con tal dulzura que éste jamás era rozado por los pitones. Además, uno y otro culminaron sus faeonones con dos espadazos hasta la bola, recibiendo, esperando al toro quietos. Tan quietos como antes tuvieron clavados sus pies en la arena, mientras bailaban la danza de la muerte.

San Isidro bulle alegre, emocionado. Talavante y Manzanares han compuesto una obra de arte en directo ante miles de personas (los espectadores en la plaza y en la televisión, como era mi caso). Una obra única e irrepetible. Las verónicas y manoletinas son un trance genérico, pero cada autor deja su sello personal, que en cada momento es ya distinto. ¡Cómo me alegro por los aficionados a los toros! En esta Semana Grande de la feria madrileña resulta más que estimulante enumerar los nombres de los compañeros de los triunfadores: Cid y Perera (ayer), Castella y Juli (hoy) y Luque (mañana). Hasta el viernes, varios de estos repetirán cartel. Y tendrán oportunidad de ser ellos los elevados al cielo, porque son muy buenos. El propio Juli se ha llevado esta tarde su merecidísima oreja, gracias a su derecha dominadora, mandona. También de terciopelo. Como grandísimos han sido detalles y momentos de Perera y Castella. Sobre todo el francés. Cid anda mal, sin ideas, incómodo, forzado. Pero ha sido y es muy grande. Volverá. Y Luque, pendiente de estreno, tiene el reto de emular su inolvidable combate del año pasado ante el capote de Morante.

En definitiva, que me siento muy feliz de ser taurino. Aparte de estos gigantes, quedan muchas tardes, y muchas plazas, por ver al propio Morante, a Juan Bautista, a Cayetano, a Juan Mora… a José Tomás…

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA

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Autor

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

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