Ahora que, una vez más, desde el victimismo impulsado por su clase política, muchos catalanes ven la salida de España como la única solución para todos sus males, fundamentalmente económicos, quisiera plantear algunas preguntas: ¿el dinero con el que se han pagado las autovías y aeropuertos catalanes solo ha salido del bolsillo de los catalanes? ¿El dinero con el que se pagaron los Juegos Olímpicos del 92, y que cambiaron la cara a Barcelona por completo, solo salió del bolsillo de los catalanes? ¿El dinero con el que se pagó, siglos atrás, la emergente industria catalana, solo salió del bolsillo de los catalanes?
¿Los madrileños no pagamos tampoco más de lo que recibimos? ¿Llamamos a eso machaconamente “solidaridad”? ¿O, por el contrario, aceptamos como lógico, justo y natural que haya una redistribución de los bienes y oportunidades entre los ciudadanos de unas comunidades semejantes y vecinas? ¿Somos acaso tontos por ello? ¿Y si lo hiciéramos? ¿Y si estuviéramos constantemente diciendo que si los gallegos quieren AVE que se lo paguen ellos? ¿No se nos tacharía de fascistas, centralistas y demás?
¿No es acaso egoísmo y poca empatía con la situación de las comunidades humanas que les rodean, sobre todo en tiempos de crisis, argumentar que el Estado “roba” a los catalanes? ¿Por qué no se quejaron cuando por los Juegos Olímpicos se convirtieron en el centro del mundo gracias al esfuerzo de todos los españoles? ¿O es que acaso este acontecimiento no abundó en la imagen de Barcelona como símbolo de universalidad y modernidad, como ya ocurriera en el siglo XIX con la Exposición Universal, también sufragada en gran parte por todos los españoles? ¿Y por qué no hablaron de robo cuando el Estado, a través de numerosas sociedades públicas, invertía para que Cataluña, además de la acción privada autóctona, tuviera una potente industria, como en el caso del País Vasco?
Ante argumentos manipulados y tergiversadores de la historia y del presente, poco se puede hacer. Pasará lo que tenga que pasar. Eso sí, que al menos algunos tengan memoria hacia el conjunto de los españoles. Y agradecimiento.
MIGUEL ÁNGEL MALAVIA