El vals del Partido Decente
Violines y acordeones sonaban con dulzaina. Eran los tiempos en que los golfos se llenaban los bolsillos a manos llenas y aquí no se enteraba nadie, o todos mirábamos para otro lado. Pero ya pasó, ya pasó. Hoy ya es otro tiempo. Hoy los truenos y las hachas son los sonidos del estrépito con el que los garrotazos caen sobre los sinvergüenzas.