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Las bromas activan la parte del cerebro que es importante para el aprendizaje y la comprensión.
Además, el humor activa a un mecanismo cerebral que recibe el nombre de “central de detección de errores”.
Esta zona del cerebro procesa el lenguaje, y cuando algo no tiene sentido, detecta el error y sincroniza lo lógico y lo ilógico de la narración.
Cuando el error se detecta, el cerebro libera dopamina, que se asocia a la repetición de conductas placenteras.