Iraq: cinco años muriendo, cinco años esperando

Iraq: cinco años muriendo, cinco años esperando

Padre Ángel García.- Sigo esperando, y lo estoy haciendo desde hace cinco años, la hora en la que los gobiernos del mundo, que en su día fueron en misión militar a Iraq, vayan en misión humanitaria. Si entonces se dijo que era inevitable la internacionalización del conflicto, la internacionalización de la reconstrucción es absolutamente necesaria.

Hace cinco años hubo muchos gestos; fotos, apretones de manos, cientos de marchas o manifestaciones en contra o a favor de la guerra; todos decían actuar a favor de la gente, por el bien del país. Pero después, y a lo largo de todo este tiempo, he echado en falta verdaderos gestos a favor del pueblo iraquí, un pueblo masacrado.

En estos cinco años han muerto muchísimos iraquíes, hay estadísticas que hablan de más de un millón de muertos; yo me atrevería a decir que son doce millones las victimas: toda la población iraquí. ¡Qué diferente sería si todos nos sintiéramos víctimas con ellos!.

La de Iraq ha sido la guerra más mediática de la Historia. Todos hemos asistido desde nuestras casas a un capítulo diario de violencia, horror, destrucción, bombas o atentados, como si fuera una película, o una telenovela, olvidándonos muchas veces que eso no es sino la realidad cotidiana de miles de niños mutilados, de mujeres vejadas, de hogares allanados, de jóvenes sin futuro.

Dos millones de mujeres son viudas, los millones de niños y jóvenes huérfanos llegan casi a los diez. Tres cuartas partes de los hombres están en paro. Dos millones de iraquíes están refugiados en países vecinos. Para no ir en su auxilio no se puede poner como excusa la falta de seguridad o la corrupción en el país, no obstante, sigue sin existir ningún plan internacional de ayuda para ellos.

Ante Dios y la Historia todos seremos responsables si no evitamos más víctimas y más dolor. Lo digo no recordando a ningún político, sino apelando a la conciencia de todos.

En estos cinco años, cuántos llamamientos habré hecho, cuántos artículos, cuántas cartas escritas a jefes de estado y de gobierno o a dirigentes de organizaciones supranacionales…Qué pocas respuestas. Sólo dos: Blair diciéndome no tenía tiempo, y Bush dándome largas. De los demás, sólo silencio y más silencio.

Viajo aproximadamente cada dos meses a Iraq, no tanto para supervisar la marcha de las actividades sociales de Mensajeros de la Paz, acompañar los envíos humanitarios o estar presente en su distribución, sino más bien para dar testimonio: testimonio a los iraquíes de que no están solos, y testimonio al mundo de la terrible situación que vive la gente allí. Cada vez que llego a Bagdad, en esos aviones que aterrizan en forma de tornillo para evitar ser tiroteados desde las montañas cercanas al aeropuerto, y piso esa tierra que fue un vergel precioso, que fue la cuna de la cultura en la antigüedad y no hace más de dos décadas la ciudad más prospera de Oriente Medio, se me cae el alma a los pies. La capital de Iraq es una ciudad sin columpios ni niños, sin flores en las jardineras, con las escuelas vacías, los hospitales carentes de todo menos de enfermos y heridos y cuyos los hogares carecen de suministro regular de electricidad y agua, que cada vez es más insalubre.

En las calles, bloques de cemento que bien podrían servir para empezar a reconstruir tanto edificio bombardeado, siguen formando barricadas y controles que cortan calles, que aíslan barrios enteros. En las avenidas, aunque menos, se siguen viendo tanquetas, aunque hace ya años que sólo están para defenderse a sí mismas y de vez en cuando asaltar alguna casa, de noche, con perros, con ira.

Un niño mutilado de ambas piernas y una mano a causa de la violencia se está curando en España a través de Mensajeros de la Paz. El otro día visitó el estadio Santiago Benabeu, y nos dijo que lo único que él quería era correr por ese césped. ¿ De quién es la culpa de esta vida frustrada? ¿Sobre la conciencia de quién pesarán tantos millones de vidas segadas?. ¿Es Bush el culpable?, ¿Lo son los políticos que le apoyaron?, ¿tiene la culpa de la sociedad?, ¿Es acaso es suya o mía esa culpa?. A estas alturas, después de cinco años, no será más bien responsabilidad de todo el que siga sin dolerle esta gran tragedia, este tamaño despropósito culposo?.

El 20 de marzo de 2003 el ejército norteamericano entraba en Bagdad. Apenas dos meses después, el 28 de mayo, derribaron la estatua de Sadam Hussein en la plaza de Al-Ferdaous. Entonces creí, y el mundo entero conmigo, que con ella caía el régimen y se acababa la guerra. Sigo esperando, y lo estoy haciendo desde hace cinco, que este año, de verdad acabe la guerra en Iraq.

Hablemos de guerra con todas sus letras, dejémonos de eufemismos. guerra es violencia, secuestros, bloqueo…; guerra es robo de la riqueza de una nación entera, guerra es asaltar la casa del vecino, robarle lo mucho o poco que tenga, guerra es no socorrer al hermano que sufre. Guerra es encarcelar imanes, secuestrar obispos, y guerra es también que nadie diga nada al respecto.

El pasado 14 de marzo el Arzobispo de Mosul fue encontrado muerto. Había sido secuestrado el 29 de febrero. En dos semanas sólo se ha oído la voz del Papa pidiendo si liberación. Ninguna conferencia episcopal, ninguna orden religiosa, ningún movimiento de fieles, ninguna ONG han manifestado su repulsa a tal acción. Acabo de volver a España de regreso de sus funerales. Estoy apenado. Ante la pasividad del mundo, en esas dos semanas el arzobispo secuestrado fue vendido por los delincuentes comunes que lo asaltaron a los islamistas que lo compraron por un millón de dólares mientras el precio de su rescate se elevaba a dos millones y medio de dólares. Los compradores no sabían o no tuvieron en cuenta que la salud del arzobispo no era buena (en 2005 vino a España para someterse a una intervención de corazón). Moseñor Rahho murió, y parece que Al-Qaeda anda buscando a los primeros secuestradores para exigirles la devolución del millón de dólares que pagaron por él. Podría ser surrealista, si no fuese la realidad. Podría ser una comedia si no fuese la vida de un hombre justo y bueno.

¡Que Dos ayuda a los iraquíes porque los hombres parecemos haberlos olvidado!

Padre Angel García
Presidente y Fundador de la Asociación Mensajeros de la Paz
Premio Príncipe de Asturias de la Concordia

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