Integrismo islámico en Estados Unidos

La conspiración yihadista perdura en las mezquitas

Es ya política gubernamental estadounidense oficial que el islam no tiene nada en absoluto que ver con el terrorismo, y que por tanto cualquier examen detenido del presunto móvil u objetivos de los terroristas de la yihad islámica es constitutivo de «islamofobia» y debe ser censurado, así como castigado por la ley. Pero nuevas revelaciones conocidas esta semana acerca de un conspirador yihadista confeso apuntan que es la legislación totalmente contraria la que se debió de haber adoptado.

Un joven musulmán que responde al nombre de Abdel Hamid Shehadeh trataba hace poco de alistarse en el ejército, no por patriotismo sino como parte de un plan para sorprender a los soldados estadounidenses y matarlos en nombre del islam y la yihad. Pero fue sorprendido, y empezó a cantar; si parte de la confesión a los detectives es precisa, él habría sacado a la luz una red yihadista de proporciones colosales que debería acabar con el autoengaño políticamente correcto del enfoque de las fuerzas del orden sobre el problema del terrorismo yihadista en Estados Unidos.

Shedaheh proporcionó al FBI suficiente información para llenar un auto de 22 folios que es tan incriminatorio para él a nivel personal que su defensa intenta que no sea tenido en cuenta como prueba. A aquellos cuyos nombres también facilita también les gustaría sin duda que fuera desestimado como prueba. Según el New York Daily News, Shehadeh es «una fuente de información». Entre los conspiradores cuyo nombre facilitó se encuentran «unos profesores del salafismo islámico ortodoxo de Brooklyn» y musulmanes «que pronuncian discursos yihadistas en mezquitas o diatribas en salas de chat».

La institución del activismo islámico en Estados Unidos insiste en que todos los musulmanes de este país aceptan felizmente las libertades y el pluralismo constitucionales, y que cualquiera que insinúe lo contrario es «un islamófobo» virulento. Si las confesiones de Shehadeh resultan ser ciertas, sin embargo, el salafismo, una forma de islam fundamentalista que pide la institución de la ley islámica en su totalidad, lapidaciones, decapitaciones, amputaciones y guerra contra los infieles incluidas, se está predicando no solamente en Arabia Saudí, Yemen o Irán, sino también aquí mismo en Brooklyn.

Y aunque el estamento políticamente correcto de los medios exige que aceptemos que las mezquitas estadounidenses son el equivalente a iglesias y sinagogas, nada más y nada menos, Shehadeh afirma que los sermones yihadistas se están pronunciando en mezquitas de la zona de Nueva York. Esto no es sorprendente del todo, a pesar del hecho de que va en contra del dogma férreo suscrito por el estado, los medios convencionales y los portavoces islámicos en América. En 1998, el jeque Mohammed Hisham Kabbani, un líder sufí, visitó 114 mezquitas estadounidenses. Más tarde prestó testimonio en el State Department Open Forum, en enero de 1999, y afirmó que el 80% de las mezquitas norteamericanas están impartiendo «la ideología fundamentalista».

El estudio del año 2005 del Centro para la Libertad Religiosa y el estudio del colectivo Mapping Sharia Project del año 2008 ratifican sus conclusiones. Cada uno demuestra por separado que más del 80% de las mezquitas de América predican el odio a los judíos y los cristianos y la necesidad final de imponer el Estado islámico. Hace poco, en el verano de 2010, salió a la luz otro estudio más que demuestra que sólo 19 de cada 100 mezquitas en Estados Unidos no imparten la violencia yihadista y/ o la supremacía islámica.

Shehadeh también facilita nombres de conspiradores yihadistas, junto a «un taxista muy dinámico» y «un estudiante del College of Staten Island» que organiza un acto de recaudación de fondos en el Brooklyn College «en honor a un terrorista» y un musulmán etíope «del ejército estadounidense». Pero por supuesto constituye el culmen de «la islamofobia» hacer preguntas a los musulmanes del ejército estadounidense a efectos de sus lealtades. Él hasta identifica a «un destacado miembro del grupo terrorista Hamás que está residiendo en Syracuse». Shehadeh afirma que en el año 2008 asistió a «una conferencia del Centro Islámico de Brooklyn» con alguien que responde al nombre de «Omar» y un segundo caballero que repartía camisetas a favor de la yihad. «Casi todo lo que decían [Omar] y su amigo… tenía que ver con la yihad».

Todo este testimonio sugiere que la opinión yihadista está mucho más generalizada entre los musulmanes de Estados Unidos de lo que la mayoría de los analistas vienen estando dispuestos a reconocer. Hasta los conservadores anti-yihadistas cuentan ficciones reconfortantes de los textos y las enseñanzas islámicas e insisten en abstenerse de contar abiertamente la verdad del islam, con el fin de apoyar a los musulmanes moderados, tan contados en realidad como para ser prácticamente ineficaces contra los yihadistas.

¿Conducirán las confesiones de Shehadeh, si resultan ser ciertas, al abandono de las ficciones políticamente correctas relativas al islam y la yihad?
 
No cuente con ello.

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Autor

Antonio Chinchetru

Licenciado en Periodismo y tiene la acreditación de suficiencia investigadora (actual DEA) en Sociología y Opinión Pública

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