No más Mentiras

Antonio García Fuentes

«Hormigueros, Botellones»… Borracheras y otras cosas

“Hormigueros, Botellones”… Borracheras y

Como indiqué en un artículo reciente, estoy disfrutando en la costa de Torre del Mar (Málaga) de, diez magníficos días de paz y sosiego; disfrutando igualmente de un clima fresco y agradable, que incluso me permitía dormir y sestear, bien cubierto con la ropa de cama y desde cuya ventana puedo ver, un buen “trozo” de este mar Mediterráneo. El tórrido verano no lo es este año en la mayor parte de España, que disfruta de “aires muy agradables”; cosa insólita aquí en el Sur.
Pero como en años anteriores, en esta pedanía, organizan lo que ellos dicen es “un festival de verano”, que dura tres o cuatro noches y que ha terminado hoy cuando escribo, que es ocho de julio. Aquí acuden cientos, miles y muchos más, en “manadas” o grupos más pequeños, de generalmente jovenzuelos de quince años y que aun siendo menores de edad, alternan junto a los que desde los dieciocho a más de cuarenta años, conforman un hormiguero enorme y donde son controlados, mediante brazaletes (tipo policial) que les venden los organizadores y que por lo visto, les da derecho a “beber como cosacos”; aparte de ello, seguro que muchos de ellos, se drogan aparte con hachís y vete a saber que otro tipo de drogas, que tanto abundan en cualquier lugar de este país o nación, que han convertido en un almacén de drogas del que se surte Europa y puede que otros países fuera de ella, también; resultado es el que les cuento he observado y en parte vivido esta mañana, cuando salgo a pasear antes de las ocho de la misma y acompañado de mi fiel Aníbal.
Son las 7,45 cuando abro la puerta de mi piso y salgo para llamar al ascensor; estoy en una quinta planta de un edificio que cuenta con doce y tiene cuarenta y cuatro viviendas. Pulso el botón de llamada y se enciende con normalidad, pero el ascensor no viene y pasado un tiempo se apaga este botón; lo intento de nuevo y nada; intuyo avería o gamberrada y me decido a bajar las cinco plantas, llevando conmigo a mi perro sujeto con su reglamentaria cadena y auxiliado con un bastón; llevo también una bolsa de envases y plásticos, para el depósito del reciclaje.
Como soy enfermo crónico de coronarias y padezco de arritmia y tensión alta; voy bajando lentamente y con las precauciones propias, mirando en cada planta por si detecto algo en alguna de las puertas del ascensor; nada, hasta que llegado a la “0” o baja, veo que allí está lo que parece, más una gamberrada que otra cosa, puesto que la puerta del ascensor y en todas sus plantas se cierra automáticamente, pero en ésta “alguien o algo”, la ha dejado abierta con un rendija de varios centímetros; le empujo un poquito y cierra herméticamente y el ascensos vuelve a funcionar; por descontado que no sabré nunca lo que ocurriera, pero y como en otras veces ha ocurrido, el incidente se debe más a “la mala leche humana”, que a una casualidad fortuita; piensen y deduzcan: un edificio que en sí mismo, tiene ahora más habitantes que muchos pueblecitos de España, que aquí abundan, los viejos e incluso inválidos, etc., etc., y deduzcan por sí mismos.
Salgo a la calle y empiezo a ver “la película” del hormiguero arriba mentado; vienen en grupos, en parejas, en pequeñas “manadas”, muchos tambaleando el cuerpo, ojos brillantes, portando vasos y botellas, algunos con agua, otros no sé qué tipo de líquidos; algunos los veo “tirados o buscando intimidad” en parejas y en los jardines; veo también una abundancia enorme de restos de “la fiesta” en forma de botellas y todos los anexos que imaginemos; suciedad que muy abundante permanece en todo el paseo marítimo, jardines y bancos anexos, y demás lugares próximos; van algunos callados, otros hablando de “sus cosas” y así voy recorriendo los más de dos kilómetros de mi paseo matutino, para llegar a donde desayuno, y allí me encuentro que algunos de los del hormiguero, “piden copas de cerveza”, que a estas horas de la mañana, la verdad a mí me repele incluso en pensar tomarla. Cada cual habrá vivido “su noche”, que cada cual luego contará según le convenga, pero por cuanto oigo; en mayoría dispuestos a desplazarse al próximo lugar “donde se establezca el hormiguero”, que en base a ruidos ensordecedores (que no música y canto) dicen que se divierten, se sienten libres y así caminan en la vida en busca del porvenir; yo pienso, que si en mayoría todos estos incivilizados e irresponsables hormigas, crean y procrean… ¿qué etapa crearán en el mundo donde terminen por vivir? Puesto que irremisiblemente son ellos los que lo van a dirigir y donde van a mandar, poniendo, “sus normas”… ¿pero cuáles y cómo serán?
Al regresar a mi piso y confiando en que el ascensor funcione, puesto que he entrado en una frutería y he comprado un par de kilos de fruta; paso por la fachada de un supermercado, y veo pegadas en dos de sus fachadas, octavillas a todo color y en las que se ofrece: “BOTELLÓN: Botella, más refresco, más vasos, más hielo, 15 euros (la botella es de güisqui, ron o diferentes licores (de los que aparecen en fotografía) y de tamaño y marcas de las más “famosas” y que se escancian, en establecimientos, donde una sola copa, puede costar lo que aquí ofrecen en un lote y con el que se pueden emborrachar varios “del hormiguero”; los que igualmente pueden comprar en el mismo establecimiento, latas de cerveza fría a sólo treinta céntimos de euro; o sea “borracheras a precio de saldo”.
¡Y viva España! Donde indiscutiblemente somos diferentes.

Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
www.jaen-ciudad.es (aquí mucho más) y
http://www.bubok.es/autores/GarciaFuentes

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Antonio García Fuentes

Empezó a escribir en prensa y revistas en 1975 en el “Diario Jaén”. Tiene en su haber miles de artículos publicados y, actualmente, publica incluso en Estados Unidos. Tiene también una docena de libros publicados, el primero escrito en 1.965, otros tantos sin publicar y mucho material escrito y archivado. Ha pronunciado conferencias, charlas y coloquios y otras actividades similares.

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