No más Mentiras

Antonio García Fuentes

El discurso del rey y los otros

El discurso del rey y los otros

Inicio el 2021 con este artículo y tras mi descanso de 10 días.
En uno de mis últimos artículos, ya dije que estos discursos “navideños”, los inició Franco en 1937; que los continuó de por vida, salvo en aquellos años terribles y denominados como “los del hambre”, en que los suspendió, puesto que aquella España de la pos guerra, no se prestaba en absoluto, a “hacernos tragar” tanta miseria existente y que no taparían, las mentiras del gobernante, por lo que inteligentemente Franco, permaneció callado durante unos cuantos años, hasta que pasado el durísimo período de “las cartillas de racionamiento” (guardo la mía como algo valioso); empezamos a medio comer bien y entonces, “el caudillo”, reanudó aquellos discursos paternalistas y con más mentiras que verdades, puesto que y como yo acuñé… “La verdad es la herida que más duele… y no cicatriza”. Pero aquellos discursos franquistas, siguieron hasta 1974 que fue el último, ya que Franco murió antes de que llegase la siguiente Navidad, que por ello mismo, no hubo discurso¸ hasta que luego al siguiente año, los continuara el nuevo rey Juan Carlos I, que los continuó con los mismos “tintes” que empleaba Franco; o sea, siempre pintando una irrealidad con vistosas “vestiduras”, para que pareciese una realidad de “sueños”, que es como siempre nos la han pintado no solo los que decían y dicen gobernarnos, sino incluso entonces, como la iglesia y sus curas, nos consolaban, asegurándonos, “en la otra vida”, la felicidad que ni “olíamos”, en la cruda realidad de la actual y terrestre.
Vino la transición, y con ella “la gran ruina de las diecinueve “autonosuyas”(1) (Calificación muy veraz con que la definió el agudo escritor Fernando Vizcaíno Casas, el que incluso inspiró una cruda película con ese título (“Las Autonosuyas”) y la que desnudó el desastre del hecho); Y entonces, los discursos se “contagiaron” en las autonomías; y así cada dos por tres, aparte del discurso navideño, “los virreyes de las nuevas taifas hispanas”, nos obsequian con, “sus mejores y más almibarados discursos del estado de sus virreinatos, en los que solo o en inmensa mayoría, sólo viven bien la enormidad de empleados oficiales y que viven del dinero público, amén de “lo que distraen y se llevan muchos de ellos”; y de lo que hay abundancia en los juzgados españoles, por lo que no es posible puntualizar tanto “distraimiento”. Que igualmente afecta al resto del ya “angustioso” aparato nacional e igualmente estatal, que está poblado “a reventar”, como si una plaga de “oficial langosta humana, devorase, todos los recursos que esos Estados bien administrados necesitan vitalmente para marchar bien.
Y así año tras año y tras cuarenta y cinco desde que fuera sepultado el cadáver de Franco, en lugar no elegido por él, y cuya guerra posterior, para sacarlo de aquella sepultura, nos habrá costado, “lo que ni sabemos”… aparece el nuevo rey Felipe VI y nos “regala el discurso relativo al terrible año 2020, de horrible recuerdo para mientras vivamos, los que lo hemos padecido, que somos la inmensa mayoría de los españoles vivos, salvo “los más vivos” políticos en ejercicio, y a los que nos obligan a pagarles sueldos y prebendas que no merecen, y que además, se los han subido, sin que se les caiga la cara de vergüenza, debido a la situación de quiebra y miserias en que ya se encuentra España; mientras ellos, se pelean más o menos, como lo hacen los buitres que acuden a comerse el botín de “la res muerta”; y la que con saña, se disputan hasta la última piltrafa de la misma, como hemos visto en innumerables documentales, que nos dicen la vida de estas carroñeras y necrófagas aves pero necesarias en la Naturaleza.
Y de ahí parte el titular que he elegido hoy para este artículo, puesto que el monarca (que no escribe el discurso sino que tiene que tragar con el que le dan escrito los políticos encargados de confeccionarlo y los que luego lo aprueban) me dio pena, al ir viéndole leer el discurso, puesto que le supongo lo suficientemente inteligente e informado, como para saber por sus propios medios, la situación real de la actual España; y lo que no se puede detallar en un artículo, puesto que para ese detalle serían necesarias una o varias enciclopedias, de la acreditada marca “Espasa”; pues la cara y semblante del rostro del rey, era para mí, “un poema de difícil traducción o interpretación por lo doloroso del mismo”; y que como ser humano que tiene “su alma en su almario”, supongo sus sentimientos rebeldes para soportar “ese duro trabajo”, de presentar a España, casi como un país idílico o de Jauja, habitado o poblado, por seres de una preparación casi “arcangelical” y no la realidad, que con las palabras de… “vaya tropa”, los calificar un viejo y famoso político, cuyo nombre no recuerdo o no quiero acordarme del mismo.
Y al propio tiempo de que fui escuchando con atención ese discurso, me acordé del que con sumo desprecio, dedicó Amadeo I de Saboya, “a la tropa que tuvo que soportar en su corto reinado y en especial, a los que se sentaban en el parlamento a que se dirigió (2); y tras el discurso, “mandó a la mierda a toda aquella tropa, desde al general al cabo furriel; y se marchó a sus lares italianos decepcionado de lo que era la España de su tiempo, que con las variantes que quieran, es igual o parecida a la que hoy nos hacen padecer, “tropas parecidas o incluso peores a las ya mentadas”; por lo que, “la maldición de estas tierras ibéricas sigue en su eterna pandemia”, que es infinitamente peor que la que, nos “han regalado los chinos con su maldito virus” Amén.
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(1) Son 19 puesto que las ciudades de Ceuta y Melilla, también “gozan del invento”.
(2) Este discurso está en la red, lo pueden buscar, leer y luego… “llorar”.

Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
www.jaen-ciudad.es (aquí mucho más)

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Antonio García Fuentes

Empezó a escribir en prensa y revistas en 1975 en el “Diario Jaén”. Tiene en su haber miles de artículos publicados y, actualmente, publica incluso en Estados Unidos. Tiene también una docena de libros publicados, el primero escrito en 1.965, otros tantos sin publicar y mucho material escrito y archivado. Ha pronunciado conferencias, charlas y coloquios y otras actividades similares.

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