No más Mentiras

Antonio García Fuentes

La felicidad, la dicha, el amor, la gloria y…

La felicidad, la dicha, el amor, la gloria y…

Los daneses son los terrícolas más felices que habitan en este “infeliz planeta”, según ha publicado ese monstruo cuál es la “ONU”, organización que fundaran “los ganadores de la II Guerra Mundial”, para solucionar la infinidad de problemas que quedaron tras tan horrible masacre; pero que la realidad nos ha demostrado que apenas ha servido y sirve para solucionarlos, pero que de vez en cuando de, “los hueros cerebros que allí cobran sueldos monstruosos” (que pagamos con nuestros impuestos) pontifican “chorradas”, como esta que comento y que de inmediato difunden “los más destacados informativos-desinformativos”, del mundo mundial, ya que hay que seguir entreteniendo a las masas, para que los individuos no piensen por sí mismos “y se lo den todo pensado”, para su contento idiota y que “el mundo siga dando vueltas en la inmensa Caverna de Platón en lo que lo han convertido”.
Esto de “la felicidad”, nació en el pequeño reino de Bután, hace ya medio siglo, donde el rey reinante, entendió, que no era lo importante el PIB monetario del país, sino el hipotético equivalente de “la felicidad”, que lo necesita mucho más el ser humano que el otro, del dinero, aunque sin dinero (digo yo) poca felicidad puede encontrar, “el mono humano de este planeta aunque viva en Bután”; puesto que y como aseverara hace muchos años, nuestro Premio Nobel D. Jacinto Benavente, en respuesta a unas mujeres que le preguntaron sobre la felicidad y el dinero; y si éste era imprescindible para lograrla; a lo que el bondadoso y ya viejo español, sonriendo les respondiera… “No el dinero no da la felicidad, pero la facilita mucho”; lo que indudablemente pasó a la historia del idioma español, puesto que, la felicidad, ¿qué es?
He escrito infinidad de veces y mantengo, que la felicidad no existe en este planeta, que aquí a lo máximo que se puede llegar es a “un conformismo” suficiente, para vivir o soportar la vida que aquí se vive o nos hacen vivir los demás. Aquí a lo sumo esa felicidad terrícola, circula por el planeta en forma de, “suaves y cortas o escasas ráfagas, que con suerte alguna vez, o veces, te rozan y te transmiten esas sensaciones felices, que pronto dejan de serlo y pasan como ráfagas que son; y las que metafóricamente son como las pompas jabonosas y grandes, que algunos saltimbanquis, vagabundos, o pedigüeños, hacen en los paseos públicos, mendigando la dádiva del paseante, que así les paga ese su arte; y las que como hemos visto, crecen hasta el punto en que explotan y se deshacen, cosa que no tardan mucho en hacer”.
Ocurre más o menos con los otros señuelos o ilusiones que reflejan las palabras que figuran arriba en mi titular de hoy, amor, dicha o gloria. La primera de las palabras (amor) la mayoría la asocian de inmediato al “sexo” y éste es un también fugaz gozo que impetuoso en principio, pasa y se apaga, la mayoría de veces con una rapidez digna de ser observada y estudiada, si se quiere profundizar mucho más. Sí que puede existir otro tipo de “amor” o amores, pero bajo mis observaciones, salvo del amor de madre al hijo que llevó en su vientre, el resto de “amores”, son sentimientos mucho más livianos o débiles, salvo que se transformen en los infinitos fanatismos, que afectan al ser humano en sus diferentes gustos o aficiones.
La dicha es otra ilusión irrealizable en grado pleno y que permita decir “soy dichoso en el grado y tiempo que deseo”, puesto que parecido a la felicidad, la dicha si es que llega a lo largo de una vida, al final pasa y con la rapidez inesperada desaparece de la vida, del antes “dichoso”, que pasa a otro estado opuesto o desdichado.
Y finalmente “la gloria”; algo que la inmensa mayoría de “los monos humanos ni llegamos a oler siquiera”, y a los pocos que llegan a disfrutarla (muchas veces es un padecimiento) cuando les llega el instante de dejarla, quedan sumidos en unos abismos que sólo ellos podrían contarlos si es que se atreven, que la mayoría no.
Y por hoy termino recordando a nuestro clásico (1) en su obra, “La vida es sueño”, “y los sueños, sueños son”; por tanto mejor no “levantar mucho los pies del suelo”; y así se vive bastante más apegados a la realidad humana, que es la que es y nada más. “Un día pasa y entierra a ese día ya vivido; y así hasta los siglos y milenios por lo que todo, absolutamente todo, será enterrado en el piadoso olvido que todo lo asume y todo lo tapa en el tiempo y el espacio”; el único refugio positivo es la filosofía y más la de los que fueron grandes filósofos, como por ejemplo Diógenes el cínico, del que en otra ocasión, les contaré el diálogo de éste con el más poderoso de su tiempo, cual fuera Alejandro “el grande”.

(1) La vida es sueño es una obra de teatro de Pedro Calderón de la Barca estrenada en 1635 y perteneciente al movimiento literario del barroco. El tema central es la libertad del ser humano para configurar su vida, sin dejarse llevar por un supuesto destino.

Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
www.jaen-ciudad.es (aquí mucho más) y
http://www.bubok.es/autores/GarciaFuentes

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Antonio García Fuentes

Empezó a escribir en prensa y revistas en 1975 en el “Diario Jaén”. Tiene en su haber miles de artículos publicados y, actualmente, publica incluso en Estados Unidos. Tiene también una docena de libros publicados, el primero escrito en 1.965, otros tantos sin publicar y mucho material escrito y archivado. Ha pronunciado conferencias, charlas y coloquios y otras actividades similares.

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