El presidente de Argentina, Javier Milei ha sufrido este domingo una clara derrota en las elecciones legislativas de la provincia de Buenos Aires. Es el primer revés serio desde que llegase al poder ya que el peronismo reunido en la alianza Fuerza Patria se impuso con más del 47 % de los votos, frente al 34% de La Libertad Avanza (LLA), la formación oficialista. Con más del 90 % de los sufragios escrutados, la diferencia ha superado los 13 puntos, una brecha mayor a la prevista por las encuestas y con una participación del 62 %.
En su comparecencia tras conocerse los resultados, Milei ha afirmado que «sin duda en el plano político hoy hemos tenido una clara derrota y si alguien quiere reconstruir lo que hay que hacer es aceptar los resultados, hemos tenido un revés electoral”. Posteriormente, Milei ha ofrecido un breve análisis de la victoria kirchnerista. “Al mismo tiempo, cuando uno mira estos resultados que por ahora están surgiendo lo que queda claro es que ellos tuvieron un desempeño en línea con lo que suelen tener en elecciones de línea ejecutiva. Han puesto el aparato que tienen desde hace 40 años y lo ejecutan de manera eficiente”.
Milei, penalizado por acabar con un gasto para el que no hay dinero
Si por algo es conocido el socialismo argentino es por su elevada penetración social en la provincia de Buenos Aires, que concentra nada menos que el 40% del censo electoral ya que su población supera los 17 millones de habitantes. Y es también Buenos Aires donde se concentra el grueso de los afectados por el cese del despilfarro en subvenciones decretado por Milei a su llegada a la Casa Rosada.
No en vano, el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), que incluye la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y parte de la provincia, recibe aproximadamente el 53% de los subsidios al gas y el 57% de los subsidios a la electricidad a nivel nacional. En transporte, en 2022 el AMBA concentró el 78,2% de las subvenciones, mientras que el resto del país se repartió el 21,8%. En 2024, esta disparidad se acentuó, con el AMBA recibiendo el 94% de ayudas a los colectivos, dejando solo el 6% para las provincias del interior.
En 2024, las subvenciones a luz, gas y transporte, se redujeron en un 35% en términos reales, pasando de 12.8 billones a 8.4 billones de pesos argentinos. Así es fácil deducir que la reducción de gasto público en subvenciones financiadas con deuda pública le ha pasado factura al presidente argentino y más aún cuando es Buenos Aires la provincia con más votantes afectados por esos recortes. Eso ha sabido aprovecharlo bien el kirchnerismo agitando el mantra de la justicia social para mantener unos precios en electricidad, gas y transporte que no son financiables y llevan al país a la ruina.
La estrategia del actual gobierno argentino tras más de dos décadas en que el socialismo no ha parado de generar deuda es reducir gasto público, recortar impuestos y que la mayor renta disponible eleve el consumo, mejore la creación de empleo y, por tanto, la creación de riqueza. Ese círculo de creación de actividad económica no se crea de un día para otro y menos aún cuando todo un país viene de dos décadas de impuestos disparados para financiar una enorme red de voto cautivo a base de ayudas públicas.
A día de hoy, 8 de septiembre de 2025, el escenario que enfrenta Javier Milei es el de un mandatario debilitado, acorralado por el revés electoral y una atmósfera de creciente inestabilidad. El propio presidente, en un tono inusualmente autocrítico, reconoció el alcance de la derrota: «Hoy hemos tenido una clara derrota y, si alguien quiere empezar a reconstruir y salir adelante, lo primero que hay que aceptar son los resultados».
El resultado no solo evidencia el desencanto de una parte importante del electorado con el rumbo económico y político del país, sino que también refleja la dificultad del oficialismo para construir poder territorial fuera de la capital. Las expectativas del gobierno eran, como mínimo, acortar la distancia y mostrar músculo político de cara a las legislativas nacionales de octubre. Sin embargo, el peronismo superó con holgura incluso los pronósticos más optimistas para la oposición, mientras que La Libertad Avanza quedó por debajo de los registros que alcanzó en la presidencial de 2023.
La participación electoral, que superó el 62%, refuerza la legitimidad del resultado y deja claro que el aparato peronista sigue siendo una maquinaria electoral eficaz, capaz de movilizar votantes en los momentos clave.
La sombra de la corrupción afecta a Milei
El estallido de un posible caso de corrupción bajo el mandato de Milei también ha pesado mucho en estos comicios. Meses atrás se filtraron unos audios del director de la Agencia Nacional de Discapacidad, Diego Spagnuolo, donde el directivo afirmaba que Karina Milei se llevaba un 3% de comisión ilegal por los medicamentos que ese organismo adquiría a proveedores privados. El tema está siendo objeto de investigación y por el momento no se han encontrado pruebas concluyentes de esas afirmaciones. Sin embargo, el daño reputacional ya está hecho.
A fin de cuentas, la creencia popular en argentina de que los políticos se hacen ricos robando al pueblo está más que consolidada por innumerables casos. Empezando por la antecesora de Milei, Cristina Fernández, condenada a seis años de prisión y a inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos por el delito de administración fraudulenta agravada en la adjudicación de 51 contratos de obra pública vial en la provincia de Santa Cruz entre 2003 y 2015. En esas adjudicaciones se habrían detraído 46.000 millones de pesos (5.200 millones de dólares al tipo de cambio de la época)
