Ese padrino transexual

Cuando alguien quiere pertenecer a un club ha de aceptar las reglas existentes. Por cataplines. Y si no gustan ha de arreglárselas para aguantarse o cambiarlas. Los miembros del club de las corbatas amarillas no pueden quejarse de que se les exija ir con corbata amarilla. O van con corbata amarilla o no van. Los católicos no pueden quejarse de que haya que bautizarse o de que haya que ir a misa, han aceptado los diez mandamientos. O tragan o no. Tampoco deberían extrañarse de que para la Iglesia no exista el divorcio. Aunque alguna reciente declaración del papa deje ver que esta norma puede cambiar en cualquier momento.
Tampoco nadie debería extrañarse de que al padrino de bautismo de un chaval se le pongan trabas para serlo por ser homosexual, la doctrina de la Iglesia es clara. O gusta y «tragas» o no gusta y te lo montas por lo civil. Son las normas del club de las corbatas amarillas.
Alex Salinas piensa presentar una demanda ante los tribunales porque la Iglesia Católica no le deja apadrinar a un bautizando. Pues, macho, no entiendo qué haces en el club de las corbatas amarillas. Déjalo, diles adiós. Y apadrina un perro abandonado, harás el bien. Y te dejan ir con la corbata que quieras, tío.

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Pedro de Hoyos

Escribir me permite disfrutar más y mejor de la vida, conocerme mejor y esforzarme en entender el mundo y a sus habitantes... porque ya os digo que de eso me gusta escribir: de la vida y de los que la viven.

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