Un pabloiglesias frente a Emmanuel Macron

Tengo la buena suerte de conocer diversos idiomas, de haber viajado bastante y saber algo de diversas maneras europeas de afrontar la vida. A cambio, algunas cosas de matemáticas me exigen apretar los puños y pararme a pensar, soy limitado.

En todas esas diversas culturas que conozco existe el tratamiento de usted utilizando para ello diversos instrumentos lingüísticos. En todas menos en España, donde solo se da en circunstancias muy oficiales. Spain is different.

Fui testigo del célebre momento histórico, aún me acuerdo de cómo la publicidad y la política se dieron de la mano para que nos tratáramos de tú. Eran los tiempos de la transición, Franco acababa de ser enterrado y todos parecíamos conocernos de toda la vida, amiguísimos, miembros de una misma familia. Me lo dijo Patricio, un nicaragüense que se había quedado varado en Madrid: ¿Por qué parecen que son todos familia?” El sujeto de la frase era “ustedes”, no “ellos”.

Nos dijeron que eso era ser guay, que ya no había clases sociales, que éramos todos iguales. Es una de las manifestaciones de ser español, tratamos de tú al alcalde, al maestro, al guardia municipal y al anciano de enfrente. Mis alumnos me han tratado de tú, yo he tratado de tú a mis profesores. Algo jamás visto allende nuestras fronteras, ni siquiera en países con nuestro propio idioma castellano. Nadie se opuso, ninguna instancia dijo nada, nadie corrió el riesgo elevadísimo de ser llamado facha.

Si tratabas de usted o si pedías que te trataran de usted eras clasista, fascista y franquista, un degenerao procedente de las cavernas, antediluviano desfasao condenado a la desaparición. Y hoy mindundis de tres al cuarto tratan de tú a ancianos (y “ancianas”, claro, quizá debería usar términos como “ancian@s”, en los que se manifiesta la memez idiómáticoideológica) en todas las residencias de ancianos. Como si el simple hecho de ser anciano no fuera una proeza digna de respeto.

Emmanuel Macron ha llamado la atención a un adolescente por tutearle. En Francia, en francés, es un sacrilegio. Ha tenido las santos bemoles de frenarlo en público y pedirle respeto y que le llame “señor”, algo imposible en un político español, siempre temiendo el qué dirán, siempre temiendo que algún pabloiglesias venido a más le llame franquista. O facha. O españolazo. Que esa es otra, que ser francés está bien visto por los franceses, pero a ver qué español se atreve a sentirse, ¡y reconocerlo públicamente, español. Qué suerte tiene Macron de no ser español.

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Pedro de Hoyos

Escribir me permite disfrutar más y mejor de la vida, conocerme mejor y esforzarme en entender el mundo y a sus habitantes... porque ya os digo que de eso me gusta escribir: de la vida y de los que la viven.

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