Turquía: el gran beneficiado

Los rebeldes sirios conquistan el sur del país y fuerzan a huir hacia Damasco a los militares pro-Assad

Un reves estratégico para Rusia, un incremento del aislamiento de Irán y el interés de Israel en un Assad debilitado, pero no derrocado

Assad y la guerra en Siria
Assad y la guerra en Siria. PD

En un sorprendente giro de los acontecimientos, los rebeldes sirios han logrado importantes avances en el sur del país, capturando ciudades estratégicas y desafiando el control del régimen de Bashar al Assad.

La caída de Hama, la quinta ciudad más poblada de Siria, en manos de los rebeldes liderados por el grupo Hayat Tahrir al Sham (HTS) marca un punto de inflexión en la guerra civil que asola el país desde hace más de una década.

Este avance rebelde, que comenzó con la toma de Alepo la semana pasada, ha pillado por sorpresa a muchos observadores internacionales que daban por consolidado el control del régimen sobre las principales urbes del país.

La rapidez con la que las fuerzas gubernamentales se han visto obligadas a retirarse de estas ciudades sugiere un debilitamiento significativo de las capacidades militares de Assad.

El nuevo escenario que se dibuja en Siria tiene profundas implicaciones para toda la región de Oriente Medio. Los principales actores involucrados en el conflicto sirio se enfrentan ahora a un panorama radicalmente distinto:

Israel

  • Prefiere un Assad debilitado pero no derrocado
  • Busca prevenir que Irán use Siria para rearmar a Hezbolá
  • Evita involucrarse directamente mientras sus intereses no se vean amenazados

Turquía

  • Apoya a los rebeldes para ganar influencia
  • Busca reubicar refugiados sirios en el norte de Siria
  • Intenta contener a los grupos kurdos

Irán

  • Principal perdedor junto con Assad
  • Necesita mantener a Siria como ruta de suministro para Hezbolá
  • Recursos limitados para apoyar a Assad debido al conflicto con Israel

Rusia

  • Intervino en 2015 para apoyar a Assad
  • Mantiene bases estratégicas en Tartus y cerca de Latakia
  • Busca proyectar poder y contrarrestar la influencia estadounidense

Conclusiones

La reanudación del conflicto sirio demuestra cómo el ataque de Hamás del 7 de octubre ha tenido consecuencias imprevistas en toda la región, reconfigurando el equilibrio de poder y creando nuevas dinámicas geopolíticas

Turquía: el gran beneficiado

Para Turquía, la retirada de las fuerzas rusas y el debilitamiento del régimen de Assad representan una oportunidad única para expandir su influencia en la región. El presidente Recep Tayyip Erdogan podría ver cumplido su objetivo de crear una «zona segura» en el norte de Siria, libre de la presencia de milicias kurdas que Ankara considera una amenaza para su seguridad nacional2.

Además, el potencial retorno de millones de refugiados sirios a zonas «pacificadas» por los rebeldes aliados de Turquía podría suponer un importante rédito político para Erdogan de cara a futuras elecciones.

Rusia: un revés estratégico

Para Moscú, la pérdida de su principal aliado en Damasco supone un duro golpe a sus ambiciones en Oriente Medio. La posible pérdida de la base naval de Tartus, única instalación militar rusa permanente en el Mediterráneo, limitaría severamente la proyección de poder de Rusia en la región.

El presidente Vladimir Putin se enfrenta ahora al dilema de redoblar su apuesta militar en Siria, con el riesgo de verse arrastrado a un conflicto cada vez más complejo, o aceptar una retirada que dañaría seriamente el prestigio internacional de Rusia.

Irán: aislamiento creciente

El avance rebelde en Siria supone también un revés para los intereses de Irán en la región. La caída de Assad cortaría la ruta terrestre que Teherán utiliza para abastecer a su aliado Hezbolá en Líbano, debilitando el llamado «eje de la resistencia» contra Israel.

El ascenso de Turquía como potencia regional dominante amenaza con aislar aún más a Irán, que ve cómo su influencia en Siria, Líbano e Irak se desmorona frente al avance de grupos suníes respaldados por Ankara.

Israel: nuevos desafíos en el horizonte

Para Israel, la caída del régimen de Assad presenta tanto oportunidades como riesgos. Por un lado, el debilitamiento del eje Irán-Siria-Hezbolá reduce la amenaza en su frontera norte. Sin embargo, la posible llegada al poder de grupos islamistas como HTS en Siria plantea nuevos desafíos de seguridad para el Estado hebreo.

El primer ministro israelí deberá calibrar cuidadosamente su respuesta ante el nuevo escenario, evitando acciones que puedan desestabilizar aún más la región.

Un conflicto en evolución

La toma de Hama por parte de los rebeldes ha sido especialmente dramática. El líder de HTS, Abu Mohamed al Jawlani, declaró la «victoria» en la ciudad y prometió que no habría «venganza» contra la población civil. Los combatientes rebeldes liberaron a los presos de la cárcel central de Hama en medio de intensos combates.

El ejército sirio, por su parte, justificó su retirada de la ciudad alegando la necesidad de «evitar el combate urbano» y «preservar la vida de los civiles”.

 Sin embargo, esta explicación no oculta el hecho de que las fuerzas gubernamentales se han visto superadas por el avance rebelde.

La ONU ha advertido de las «graves implicaciones» que estos enfrentamientos tienen para la región. Los ataques del régimen en zonas como Idlib han causado víctimas civiles, agravando una crisis humanitaria que ya se prolonga desde hace años.

El avance rebelde plantea serios interrogantes sobre el futuro de los más de cuatro millones de personas que viven en las provincias de Alepo e Idlib, muchas de ellas desplazadas de otras zonas del país.

Perspectivas de futuro

El conflicto sirio parece haber entrado en una nueva fase cuyo desenlace es aún incierto. La capacidad de los rebeldes para consolidar sus ganancias territoriales y establecer estructuras de gobierno en las zonas bajo su control será clave para determinar el rumbo de los acontecimientos.

La comunidad internacional, por su parte, se enfrenta al desafío de evitar una nueva escalada de violencia que podría tener consecuencias devastadoras para la población civil. La diplomacia tendrá un papel crucial en los próximos meses para intentar encauzar una solución política a un conflicto que ha demostrado ser mucho más complejo y duradero de lo que muchos anticiparon.

En definitiva, el nuevo mapa que se dibuja en Siria tras los recientes avances rebeldes promete reconfigurar los equilibrios de poder en todo Oriente Medio.

Las próximas semanas serán cruciales para determinar si este giro en los acontecimientos abre la puerta a una resolución negociada del conflicto o si, por el contrario, marca el inicio de una nueva y sangrienta fase en la interminable guerra civil siria.

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