España sigue patas arriba por culpa del Gobierno Sánchez.
Un Ejecutivo que sigue bajo presión por investigaciones a altos cargos y excolaboradores, como Santos Cerdán, vinculado a supuestos pagos irregulares.
Y Pedro Sánchez no dimite y apuesta por un plan anticorrupción con 15 medidas que no servirán para nada.
Después de la agresión en Torre Pacheco a un anciano por parte de un inmigrante, el debate sobre la inmigración y la delincuencia ha vuelto a avivarse.
Mientras esto ocurre, desde Mauritania, Sánchez defiende una inmigración “segura, regular y ordenada” como motor de desarrollo, con cooperación diplomática y económica.
Rebeca Crespo pasa revista a la actualidad política del momento en esta última edición de ‘La Segunda Dosis’ de esta temporada.
Un silencio que quema: la tragedia de La Isleta y la indiferencia progresista
En el corazón de La Isleta, Las Palmas de Gran Canaria, la noche del pasado miércoles se tiñó de horror.
Una menor tutelada de 17 años, envuelta en llamas, salió arrastrándose de una vivienda okupa, señalando con sus últimas fuerzas al culpable: Abarrafia Hader, un joven marroquí de 20 años, llegado en patera hace apenas un mes y medio, con una orden de expulsión pendiente.
La chica, con quemaduras en el 95% de su cuerpo, lucha por su vida en la Unidad de Quemados del Hospital.
Un acto atroz, calificado por la Policía como tentativa de asesinato y posible caso de violencia machista.
Pero, ¿dónde están las voces que suelen alzar la bandera de la justicia social?
El caso de esta menor no es un hecho aislado. En Alcalá de Henares, una joven fue violada y el agresor, en un acto de vileza, se tomó un selfie junto a su víctima, como si de un trofeo se tratara. En Torre Pacheco, Domingo, un jubilado de 68 años, fue apaleado por diversión por un grupo de jóvenes, presuntamente marroquíes, mientras otros grababan. Tres casos, tres heridas abiertas en la sociedad española, y un silencio ensordecedor desde ciertos sectores.
¿Dónde está la izquierda?
Esos que llenan titulares con discursos de solidaridad, que se rasgan las vestiduras ante cualquier injusticia, parecen haber perdido la voz.
Ni un tuit, ni un comunicado, ni una lágrima pública por estas víctimas. ¿Es que el relato no encaja?
¿Es que la narrativa de la inmigración como fuente de riqueza, tan defendida por el Gobierno de Pedro Sánchez, se tambalea ante estos hechos?
El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha negado cualquier relación entre inmigración y delincuencia, apuntando a Vox como culpable de los disturbios en Torre Pacheco. Mientras, el presidente Sánchez viaja a Mauritania, en lo que algunos interpretan como un guiño a más políticas migratorias abiertas.
En X, la indignación crece: “Inmigrantes violando en Alcalá, apaleando en Torre Pacheco, quemando en Canarias, ¿y Sánchez va a por más?”, clama un usuario.
Otro apunta directamente: “Tú y Marlaska sois responsables de que esta chica se debata entre la vida y la muerte”.
No se trata de estigmatizar a un colectivo, sino de señalar una realidad que no puede seguir siendo ignorada. La desprotección institucional, los vacíos legales y la falta de control en la llegada de pateras generan entornos vulnerables donde tragedias como la de La Isleta se gestan. Ahmed, un vecino de Torre Pacheco, lo explica claro: la marginalidad y la falta de apoyo familiar e institucional llevan a algunos jóvenes a la deriva.
Pero, ¿y las víctimas? ¿Quién habla por ellas?
