Ha dado en el clavo, con un talento que acongoja, el siempre brillante José F. Peláez.
Porque el tema estaba ahí y ningún otro columnista parece haberlo visto.
En un verano que promete sol, playa y titulares, las vacaciones de nuestros políticos están dando que hablar.
¿Es justo que quienes lideran el país se tomen un respiro?
Peláez, en su columna publicada en ABC el 1 de agosto de 2025, titulada «23 días en La Mareta«, no lo tiene tan claro.
Con un tono cáustico, Peláez pone el foco en los 23 días que Pedro Sánchez, planea pasar en La Mareta, la residencia oficial en Lanzarote, donde lleva ya varios días protegido por 40 policías y con un círculo de seguridad infranqueable a 400 metros, para evitar que le lleguen los abucheos de la gente.
“Cuando eres presidente del Gobierno solo existen las obligaciones, porque estás al servicio del pueblo, que te ha puesto ahí para que trabajes”.
Peláez no se anda con rodeos: califica esos 23 días de descanso como “obscenos” y cuestiona que el marido de Begoña, sin un contrato laboral al uso, tenga derecho a desconectar tanto tiempo en medio de un panorama político cargado de crisis legislativas, corrupción y tensiones.
“Veintitrés días se va a tirar en La Mareta, veintitrés. Está en su derecho, pero a mí me resulta obsceno”, escribe, sugiriendo que una semana sería suficiente o, incluso, bromeando con una “ausencia indefinida” (léase: dimisión).
Pero Sánchez no es el único que levanta cejas con su descanso estival.
La vocinglera Chiqui Montero, por ejemplo, también ha sido señalada por “echar el cierre por vacaciones sin dejar Presupuestos y tras 12 días desaparecida”.
Mientras tanto, Alberto Núñez Feijóo, líder del PP, ha añadido un toque de humor al debate.
Durante su último balance del curso político, en una rueda de prensa junto a Miguel Tellado y Cuca Gamarra, el habitualmente soso Feijóo soltó una perla: “Les agradezco mucho su interés y si ustedes pueden descansar algunas semanas, les felicito. Y a los que no pueden descansar, pues que sepan que las vacaciones están sobrevaloradas”.
Lo dijo tras calificar los últimos dos años de Sánchez como un “bienio negro y amargo”. ¿Ironía o crítica velada? Juzguen ustedes.
Ahora bien, si las vacaciones de los líderes políticos ya generan revuelo, las de diputados y congresistas son un capítulo aparte.
¿Sabían que sus descansos son más largos que los de los escolares?
Mientras los niños tienen unas ocho semanas de verano, los parlamentarios españoles disfrutan de períodos de inactividad que, entre recesos estivales, navideños y otros parones, superan con creces ese tiempo.
El Congreso y el Senado suelen suspender sesiones plenarias en julio y agosto, lo que da oficialemnte a los diputados unas ocho a diez semanas de “descanso” oficial, a las que hay que sumar otras cuatro o cinco de propina.
. ¿Mucho o poco?
Comparado con las cuatro semanas promedio de un trabajador asalariado, la balanza parece inclinarse.
En fin, mientras el sol brilla y La Mareta espera, la pregunta queda en el aire: ¿son las vacaciones políticas un merecido respiro o un lujo que el pueblo no siempre entiende?
EL PERFIL DEL AUTOR
José F. Peláez tiene 47 años y es columnista, cronista parlamentario y publicista.
conocido por su prosa afilada, su humor mordaz y una mirada que combina crítica social con un toque literario.
Actualmente .-con una prosa afilada, humor mordaz y una mirada que combina crítica social y toque literario- escribe para ABC y El Norte de Castilla, además de colaborar en Onda Cero y dirigir la agencia de marketing MARKNIAC MKT.
Su trayectoria comenzó con el blog Magnífico Margarito, un espacio que empezó como un divertimento y acabó catapultándolo a medios de renombre como El País, El Español, El Debate de Hoy y, finalmente, ABC.
Peláez se define con ironía: “Un día empecé a escribir y me hice viejo. No, espera, fue al revés: un día me hice viejo y comencé a escribir. Aunque en realidad no sé cómo pasó”.
Su estilo, mezcla cultura, humor y una cosmovisión personal que evita caer en lo que él llama “programas electorales”.
Destaca por su aversión al verano, su aprecio por los bares y camareros, y una fe que vive “sin caer en la beatería”.
Padre de una niña y vallisoletano orgulloso, defiende la libertad en el periodismo y critica la polarización de las redes: “Twitter es una basura, un vertedero y una fábrica de neurosis”.
