El histórico apagón eléctrico que sumió a España y Portugal en la oscuridad el pasado 28 de abril ha tenido consecuencias que van mucho más allá de los trastornos inmediatos en la vida cotidiana.
Casi un mes después, el impacto político de esta crisis energética sin precedentes comienza a cristalizarse en forma de un creciente desgaste para el Gobierno de Pedro Sánchez, mientras el Partido Popular consolida su ventaja en intención de voto.
Según la encuesta publicada este 22 de mayo de 2025 por el diario ’20 Minutos’, la formación de Alberto Núñez Feijóo obtendría una horquilla de 153-157 escaños que, sumados a los 30-33 de VOX, le permitiría acceder a La Moncloa con una mayoría que rozaría los 190 asientos en la Carrera de San Jerónimo.
Por su parte, el PSOE se movería en unas aguas de entre 117-121 parlamentarios, una cifra similar a las elecciones del 23 de julio de 2023, pero que no le darían para poder reeditar la mayoría Frankenstein.
Sumar pierde dos terceras partes del botín electoral de hace dos años hasta quedarse en 9-11 representantes y Podemos se queda en 4-5 parlamentarios.
La crisis eléctrica como catalizador político
El apagón del 28A, como ya se le conoce en los medios, ha supuesto un punto de inflexión en la percepción ciudadana sobre la gestión gubernamental. Según la última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) publicada el 3 de mayo, el 59,6% de los españoles consideró «insuficiente» la información proporcionada por el Gobierno durante la crisis. Este dato refleja un profundo malestar ciudadano que está teniendo su traslación directa a las encuestas electorales.
La interrupción generalizada del suministro eléctrico que comenzó a las 12:33 horas de aquel lunes afectó a prácticamente toda la península ibérica, dejando sin luz a millones de ciudadanos durante horas. El presidente Sánchez compareció en dos ocasiones aquel día, reconociendo que no existía «información concluyente» sobre las causas, mientras se especulaba con la posibilidad de un ciberataque en plena crisis geopolítica global.
Alberto Núñez Feijóo, líder de la oposición, no tardó en acusar al Gobierno de «mentir sobre las causas del apagón», recordando que tanto Sánchez como la presidenta de Red Eléctrica, Beatriz Corredor, habían asegurado públicamente que un apagón generalizado era «imposible» en España. Esta contradicción ha sido ampliamente explotada por el PP en su estrategia de desgaste al Ejecutivo.
El coste electoral de la gestión de crisis
Los sondeos más recientes muestran un claro trasvase de votos desde el PSOE hacia el PP, ampliando la ventaja que ya mantenían los populares antes del apagón. Esta tendencia se explica no solo por la gestión inmediata de la crisis, sino también por la falta de explicaciones concluyentes casi un mes después del incidente.
A diferencia del apagón de 1981, cuando al día siguiente ya se conocían las causas, en 2025 —»en plena era digital, con una red eléctrica teleoperada y millones de datos disponibles en tiempo real»— seguimos sin una explicación oficial clara. Esta opacidad ha alimentado la desconfianza ciudadana y ha permitido al PP construir un relato de incompetencia gubernamental.
El desgaste político se ha visto agravado por las declaraciones del presidente Sánchez culpando a las empresas privadas del sector eléctrico, a pesar de que Red Eléctrica Española (REE) ha reconocido que «aún no hay información concluyente sobre las causas» que provocaron el apagón. Esta contradicción ha sido ampliamente señalada por la oposición.
Impacto económico y social como factor electoral
El impacto económico del apagón ha sido considerable. Según datos de BBVA Research, el gasto con tarjeta de clientes en las zonas afectadas se situó un 41% por debajo del promedio observado en los lunes no festivos de abril de 2024. Aunque la recuperación en los días posteriores fue significativa, el daño económico y la sensación de vulnerabilidad han quedado grabados en la memoria colectiva.
Las provincias más afectadas fueron Valencia y algunas limítrofes a Madrid, como Segovia, Cuenca, Guadalajara y Ávila, además de A Coruña, Pontevedra, Lleida y provincias andaluzas como Jaén. Esta amplia distribución geográfica del impacto ha hecho que el desgaste político sea generalizado en todo el territorio.
Jorge Fabra, expresidente de Red Eléctrica Española, ha calificado el apagón como un «cisne negro», un hecho excepcional, improbable y de gran impacto. Sin embargo, otros expertos como Antonio Curiel, investigador del CSIC, apuntan a problemas estructurales, señalando que «el sistema eléctrico español tal como está planificado es inestable por haber permitido una incorporación de energía renovable sin los necesarios sistemas de estabilización».
El horizonte electoral y las consecuencias a largo plazo
A un año de las próximas elecciones generales, el PP ve en esta crisis una oportunidad para consolidar su ventaja. La agencia Moody’s ha castigado a Red Eléctrica por el impacto del apagón en su plan inversor, señalando además «el aumento de los riesgos sociales a los que se enfrentan las compañías eléctricas en España tras el apagón». Este tipo de consecuencias económicas a largo plazo podrían seguir alimentando el desgaste del Gobierno.
El PP ha sabido capitalizar el malestar ciudadano, presentándose como la alternativa de gestión eficiente frente a lo que consideran una respuesta improvisada del Ejecutivo. La estrategia de los populares pasa por mantener vivo el recuerdo del apagón hasta las próximas citas electorales, vinculándolo a una supuesta incapacidad del PSOE para gestionar crisis de gran magnitud.
Por su parte, el Gobierno intenta contrarrestar este desgaste acelerando medidas para reforzar la red eléctrica y aumentar la capacidad de interconexión, que actualmente solo representa alrededor del 2% de la capacidad de generación instalada, muy por debajo del objetivo de la Comisión Europea del 10% para 2025.
El comportamiento ciudadano como contraste
Resulta llamativo el contraste entre la respuesta política y la ciudadana ante la crisis. Mientras los partidos políticos, especialmente PP y Vox, utilizaron el apagón «para seguir en su ataque al Gobierno», la mayoría de los ciudadanos dio «muestras de una serenidad, una solidaridad y un espíritu cívico encomiables».
Este comportamiento ejemplar de la población contrasta con lo que algunos analistas han calificado como «miserias de la política y la información», en referencia a la utilización partidista de una crisis que afectó a millones de personas.
Datos curiosos sobre el apagón del 28A
El apagón del 28 de abril de 2025 tuvo algunas particularidades que lo hacen único en la historia reciente de España. Por ejemplo, fue el primer gran apagón de la era digital que afectó simultáneamente a dos países de la Unión Europea. También es destacable que, en el momento del corte, España estaba exportando energía, lo que descarta que el problema fuera de falta de generación.
Según el ingeniero eléctrico Marcial González, «había más generación que demanda, no fue un problema de falta de generación. Además, la demanda no era inusualmente alta en España». Esta paradoja técnica ha alimentado las teorías sobre posibles fallos en la gestión del sistema, más que en la capacidad de generación.
Otro dato llamativo es que las retiradas de efectivo por clientes de BBVA en las zonas afectadas tuvieron una caída inferior a la registrada por el gasto con tarjeta, lo que demuestra cómo en situaciones de crisis los ciudadanos tienden a volver a métodos de pago tradicionales.
Finalmente, resulta sorprendente que, a pesar de la gravedad del incidente, solo se registrara una víctima mortal (en Portugal), un anciano de 77 años que dependía de un respirador mecánico que se quedó sin batería. Este bajo número de víctimas, en comparación con la magnitud del apagón, habla positivamente de los sistemas de emergencia y la capacidad de adaptación de la sociedad española ante situaciones críticas.