No se cansa de hacer el ridículo.
El presidente influencer, Pedro Sánchez, intenta distraer de los casos de corrupción que salpican a su Gobierno, su partido y su círculo íntimo.
El marido de Begoña, en su intento por conectar con los votantes más jóvenes, ha publicado un nuevo vídeo en su cuenta de TikTok en el que menciona “lo más importante que ha pasado esta semana”.
Para el líder del PSOE, los siete hechos más relevantes de la semana pasada fueron la cumbre Unión Europea–Unión Africana; la aprobación —vía decreto ley— de los contratos formativos; y su reunión con el secretario general de la OCDE, Mathias Cormann. Cierra el esperpento con la gran noticia de su reconocimiento a la labor de los funcionarios públicos, anunciando el aumento de los salarios de los trabajadores de la Administración pública.
Sin embargo, resulta llamativo que entre “lo más importante de estos últimos siete días” no cuente que su ex secretario de Organización en el PSOE, al que también nombró ministro de Transportes y posteriormente “rescató” como diputado para esta legislatura, después de haberlo purgado en 2021, José Luis Ábalos, entró en prisión preventiva junto al que fuera su exguardaespaldas y asesor, Koldo García.
Tampoco le parece noticioso al presidente la presunta participación de su mujer, Begoña Gómez, en el rescate de Air Europa, como deslizó Ábalos poco antes de entrar en prisión preventiva.
Por lo que sea, Sánchez tampoco hizo referencia a otro bombazo que trascendió la pasada semana: su supuesta reunión con el etarra Arnaldo Otegi para atar su apoyo a la moción de censura contra Mariano Rajoy, pese a que había jurado que no pactaría ni negociaría con ellos.
Tampoco hizo mención, entre sus noticias destacadas, de la renuncia de su fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, tras ser condenado a dos años de inhabilitación por el Tribunal Supremo por participar en la campaña política impulsada por los socialistas contra la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, al revelar datos de su pareja para perjudicarla.
Ni siquiera se le ocurrió mencionar el agujero de 14 millones de euros que presenta EFE, plegada completamente a las órdenes de Moncloa —como TVE— para difundir su propaganda, falsear la realidad y atacar a cualquier rival político que le resulte adverso.