Me ha chocado que la marcha que subía desde Andalucía no se haya parado ante la casa que Magdalena Alvarez tiene en Benalmádena a cantarle unas coplillas
Pablo Iglesias y Alfonso Rojo coincidieron en la edición de ‘La Sexta Noche’ de este sábado 22 de marzo de 2014 y como era previsible, el encuentro levantó chispas.
Llovía sobre mojado, porque a la acusación de ser un «mangante» que cobra de la Venezuela chavista y del Irán de los ayatolás (Dinero manchado de sangre), lanzada a la cara del profesor, en vivo y en directo, hace una semana, por el director de ‘Periodista Digital’, se habían venido sumando muchas cosas («¡En España no cabe un gilipollas más!»).
Por un lado, la amenaza nunca concretada de presentar una querella en los tribunales, que según el profesor Iglesias tendrían ya redactada, y por otro las revelaciones en ‘Periodista Digital’ de manejos, apaños e incoherencias perpetradas por Iglesias, Monedero y el grupo de profesores que ha puesto en marcha ‘Podemos‘ («Nos llevarían a todos a la fosa común sin ningún problema»).
Entre estas graves acusaciones están hasta la noticia de que la Fundación para la que trabaja Pablo Iglesias premió a un etarra con un viaje de estudios a Venezuela.
Como suele ser habitual en el formato del programa, tras un breve documental sobre las llamadas ‘Marchas de la Dignidad’ y cuando ya empezaba a saberse que a su término se habían producido violentos incidentes en Madrid, con 50 policías heridos y el centro de la capital arrasado, el presentador Iñaki López dio la palabra para que abriera el debate a Pablo Iglesias.
El profesor de Ciencias Políticas, también como era previsible, alabó lo ocurrido durante la jornada como «una lección de dignidad de un pueblo que está harto».
«He venido en la marcha desde Aravaca, ha sido una experiencia maravillosa».
Intervino a continuación Eduardo Inda, quien tras subrayar que la gente tiene todo el derecho a manifestarse y a reclamar sus derechos, porque la situación es dramática para muchos, puso en solfa ciertos aspectos del acto:
«Que Willy Toledo sea el gran estandarte de esta manifestación es un grandísimo error y le quita legitimidad».
Mientras a su lado, Elisa Beni y Antonio Miguel Carmona afirmaban a media voz que el actor Willy Toledo no era el estandarte de las marchas, a pesar de ser quien leyó el manifiesto final, Iglesias intentó mostrar un vídeo en su iPad, donde al parecer la policía cargaba contra una pancarta.
Le replicó Inda rotundo que la Policía española actuaba tras ser agredida y para proteger a la gente:
«No son como los policías de ese régimen venezolano que te gusta tanto y te paga 320.000 euros. Los policías chavistas no dan porrazos a la gente, no disparan pelotas de goma contra los manifestantes. Los policías chavistas pegan tiros en la cabeza a los que protestan y los matan».
Acompañó Inda sus duras palabras haciendo un gesto con la mano, como si engatillara una pistola y Pablo Iglesias, a quien hace evidentemente daño la revelación de que recibe dinero de un régimen que ha matado a más de 30 personas desde que comenzaron la protestas, intentó cambiar de registro.
«Hablaba con un amigo sobre por qué salen estos días más mentiras sobre mí, y me decía que es porque me presento a las elecciones europeas».
Y a renglón seguido, afirmó con cara de cordero degollado que «cuando la derecha tiene miedo, grita, miente e insulta».
Estaba iniciando una nueva frase con las palabras «soltáis unas mentiras», cuando Alfonso Rojo, sin dejarle continuar y elevando paulatinamente el tono de voz, le increpó:
«¿Qué es lo que es mentira? ¿Qué es lo que es mentira? ¿Qué es lo que es mentira? ¿Cobras o no cobras 320.000 euros del Gobierno de Venezuela?».
Intentando que la bronca no se le fuera de las manos, terció a toda prisa Rojo el presentador del espacio, Iñaki López, mandando el programa publicidad para templar los ánimos.
Cuando se reanudó y tomó la palabra Pablo Iglesias fue para decir que estaba a disposición de Paco Marhuenda, Eduardo Inda y Alfonso Rojo – «todos directores de medios»- para dar entrevistas y aclarar las cosas, sobre su relación con Irán o Venezuela o sobre lo que se quisiera, sin necesidad de sacarlas a colación en televisión.
En la prolongación del debate, Alfonso Rojo, ya en otro tono, aseguró que no iba a llamar «mangante» a nadie, para que no le echarán un sermón Antonio García Ferreras o Urbaneja ‘junior’, pero que se le ocurrían calificativos nada bonitos para alguno de los que habían intervenido elogiando la protesta.
«Tampoco voy a decir que me ha chocado que la marcha que subía desde Andalucía no se haya parado ante la casa que Magdalena Alvarez tiene en Benalmádena a cantarle unas coplillas a la exministra socialista y que tampoco hiciera un alto ante la Consejeria de Trabajo de la Junta de Andalucía, para reclamar algunos fondos para el empleo, de los que se evaporaron con los EREs ilegales».
Protestó Javier Aroca, pero Alfonso Rojo siguió, enarbolando una copia del manifiesto del 22-M:
«No les voy a decir nada a estos tres -Aroca, Beni e Iglesias- pero tu, Antonio Miguel Carmona, no se que has ido a hacer esa marcha cuyo manifiesto califica de ilegal a todos los gobiernos, incluido el del PSOE, donde se propone no pagar la deuda externa y se dice que la Constitución de 1978 se aprobó a espaldas del pueblo».
