"Sabe que su salida del Gobierno le coloca en un banquillo y hará lo posible para que no ocurra"

Santiago Abascal etiqueta al socialista Pedro Sánchez de ‘capullo’ y ‘cretino’

Un enfrentamiento que va más allá de la economía, del Gran Apagón o la corrupción de parientes

Santiago Abascal (VOX)
Santiago Abascal (VOX). PD

Santiago Abascal es el rayo que no cesa.

El líder de VOX, con su habitual vehemencia, ha etiquetado al socialista Pedro Sánchez como «capullo» y cretino, sin morderse la lengua.

Abascalno se anda con rodeos.

En su opinión, el presidente del Gobierno Frankenstein de saber que su salida de La Moncloa lo dejaría sin parapetos legales y lo empujarñía directo al banquillo de un tribunal de Justicia, como el número uno de la corrupción del PSOE.

Según Abascal, el marido de Begoña está dispuesto a hacer lo que sea, moviendo hilos legales e incluso ilegales, para aferrarse al poder y evitar que la justicia lo alcance.

La tensión política en España ha alcanzado un nuevo pico esta semana tras las contundentes declaraciones de Abascal contra el amo del PSOE.

El ejemplo es lo ocurrido durante un acto celebrado con motivo del 1 de mayo en Fuenlabrada, organizado junto al sindicato Solidaridad.

En un discurso cargado de dureza, Abascal respondió a las recientes afirmaciones de Sánchez sobre el estado de la economía española con palabras que han generado una importante controversia:

«Se tiene que ser cretino y se tiene que ser un capullo para decir eso a los españoles».

Estas declaraciones no solo fueron pronunciadas ante numerosos medios de comunicación, sino que la propia formación política las compartió orgullosamente en su cuenta oficial de X (anteriormente Twitter), amplificando así su difusión.

Un enfrentamiento que va más allá de la economía

El presidente de Vox no se limitó a criticar las valoraciones económicas de Sánchez.

En el mismo acto, Abascal señaló directamente al presidente del Gobierno como responsable del apagón eléctrico que afectó a gran parte de España el pasado 28 de abril. Según el líder de la formación ultraderechista, tanto este fallo en la red eléctrica como la catástrofe provocada por la DANA y «todos los fallos que sufren los españoles» tienen un único responsable: Pedro Sánchez.

Esta acusación se enmarca en una estrategia más amplia de confrontación directa con el Gobierno, a quien Abascal calificó de «criminal», animando a los asistentes a unirse «todos a una» contra el Ejecutivo.

El líder de Vox aprovechó también para criticar la política energética del Gobierno, acusándole de «dinamitar las centrales térmicas» y querer acabar con las nucleares, añadiendo con sarcasmo que «cuando no hay viento ni sol se va todo a la mierda; todo menos Sánchez, que es el que tendría que ir».

Críticas al PP y denuncia de persecución

En su intervención, Abascal no solo dirigió sus críticas hacia el Gobierno de Sánchez, sino que también arremetió contra el Partido Popular. Concretamente, acusó a los populares de hipocresía por presentarse ahora como defensores de la energía nuclear cuando, según afirmó, algunos cargos «importantes» del PP estuvieron «detrás del cierre» de centrales como la de Santa María de Garoña, en Burgos.

Además, el líder de Vox denunció lo que considera una persecución contra su formación, refiriéndose a una multa del Tribunal de Cuentas que calificó como «injusta» por «vender pulseras en las carpas con los simpatizantes jugándose el tipo». Abascal anunció que recurrirán esta sanción ante el Tribunal Supremo, expresando su confianza en obtener un fallo favorable «si en este momento no lo han asaltado también», en clara referencia a sus recurrentes acusaciones de politización de la justicia.

Un clima político cada vez más crispado

Este episodio protagonizado por Abascal se produce en un contexto de creciente tensión política en España. Apenas unos días antes, el 30 de abril, se vivió otra «guerra de insultos» entre el PP y el PSOE con motivo de la fiesta del 2 de mayo. En aquella ocasión, la polémica surgió cuando los socialistas de Madrid acusaron a Isabel Díaz Ayuso de utilizar el Día de la Comunidad como una protesta contra Pedro Sánchez, a lo que el PP respondió con dureza en redes sociales.

La escalada verbal de los últimos días refleja un deterioro preocupante del debate político en España, donde los insultos y descalificaciones personales parecen estar normalizándose como herramienta de confrontación. Este clima de crispación constante está provocando un distanciamiento cada vez mayor entre las diferentes formaciones políticas, dificultando cualquier posibilidad de diálogo constructivo sobre los problemas reales que afectan a los ciudadanos.

Las consecuencias de la polarización

El episodio protagonizado por Santiago Abascal no es un hecho aislado, sino que forma parte de una tendencia más amplia hacia la polarización extrema del debate público en España. Esta dinámica, lejos de contribuir a la búsqueda de soluciones para los problemas del país, está generando un ambiente de confrontación permanente que dificulta cualquier posibilidad de entendimiento entre las diferentes fuerzas políticas.

La viralización de estos enfrentamientos a través de las redes sociales, como ha ocurrido con el vídeo compartido por la propia cuenta oficial de Vox, contribuye además a extender esta crispación al conjunto de la sociedad, alimentando la división y el enfrentamiento entre ciudadanos con diferentes sensibilidades políticas.

Mientras tanto, cuestiones fundamentales como la política energética del país, mencionada por Abascal en su crítica al Gobierno, quedan relegadas a un segundo plano, perdidas entre insultos y descalificaciones que acaparan la atención mediática y desvían el foco de los verdaderos debates de fondo que debería estar abordando la clase política española.

Datos curiosos sobre la relación Abascal-Sánchez

La relación entre Santiago Abascal y Pedro Sánchez ha estado marcada por la confrontación desde los inicios de Vox como fuerza parlamentaria. Curiosamente, a pesar de la dureza de sus críticas actuales, Abascal ha reconocido en alguna ocasión que nunca ha mantenido una conversación personal con Sánchez, a diferencia de lo que ocurre con otros líderes políticos.

Otro dato llamativo es que el uso de insultos como «cretino» o «capullo» no es habitual en el lenguaje parlamentario español, donde tradicionalmente se ha mantenido un cierto decoro formal incluso en los momentos de mayor tensión política. Este tipo de descalificaciones directas representa una ruptura con las formas que históricamente han caracterizado el debate político institucional en España.

Por último, resulta interesante observar cómo la estrategia comunicativa de Vox ha evolucionado hacia una confrontación cada vez más directa y sin filtros, buscando diferenciarse así de otras formaciones de la derecha tradicional y conectar con un electorado descontento con lo que consideran un exceso de corrección política en el debate público.

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