Se pilla antes a un mentiroso que un cojo, que dice el viejo refrán español.
Y en el caso de los del PSOE, de todo sexo y condición, lo facilita que mienten como bellacos.
La política española nunca deja de sorprender, especialmente cuando se trata de contradicciones y rectificaciones en el seno del Gobierno Sánchez.
La última protagonista de este vaivén es Francina Armengol, actual presidenta del Congreso y exmandataria balear, quien ha admitido finalmente haber coincidido en una reunión con Víctor de Aldama, el comisionista y ahora principal reventador de la trama Koldo.
La confesión llega después de que Armengol negara rotundamente conocer al empresario durante su comparecencia ante la comisión de investigación del Senado, lo que ha encendido las alarmas sobre la fiabilidad y transparencia en el discurso socialista.
El asunto se remonta a las comparecencias parlamentarias previas, cuando Armengol fue tajante: «No conozco a Aldama, ni siquiera le he visto en persona».
Sin embargo, su entorno matiza ahora que sí coincidieron en un encuentro institucional con directivos de Globalia, donde Aldama acudió como acompañante del propietario del grupo, Pepe Hidalgo.
La explicación oficial es que no fue una reunión «ex profeso» con el presunto comisionista, sino un acto protocolario para tratar cuestiones empresariales sobre Globalia y Air Europa, claves para la economía balear.
Pedro Sánchez pide perdón… ¡cantando! 😮 pic.twitter.com/tMFXNjiNoI
— Los Meconios (@LosMeconios) June 12, 2025
Contradicciones socialistas y el arte de matizar
La rectificación ha sido recibida como un jarro de agua fría en las filas socialistas, ya que añade combustible a las críticas sobre los bulos y las medias verdades que supuestamente rodean al Gobierno Sánchez y al PSOE. Resulta difícil ignorar el patrón: primero negar categóricamente cualquier relación o conocimiento y, ante la presión mediática o nuevas pruebas, matizar o reconocer detalles previamente ocultos. La estrategia recuerda a aquel viejo proverbio español: “se pilla antes a un mentiroso que a un cojo”.
En este contexto, la versión del equipo de Armengol parece una coreografía ensayada: sí hubo reunión, pero no trato personal; sí coincidieron, pero fue casualidad; sí estaba Aldama, pero nadie reparó en él. Esta narrativa ha provocado un terremoto mediático y político, alimentando la percepción pública sobre la opacidad en torno a los casos de corrupción vinculados al PSOE.
El PP redobla su ofensiva: “Armengol está de fango hasta el cuello”
La reacción del Partido Popular no se ha hecho esperar.
Portavoces populares han declarado abiertamente que Francina Armengol «está de fango hasta el cuello», insistiendo en que esta admisión supone una nueva muestra de que el PSOE sigue instalado en la mentira y el encubrimiento. Según estos dirigentes, la presidenta del Congreso habría faltado gravemente a la verdad en sede parlamentaria y ahora trata de escudarse en tecnicismos para minimizar el daño político.
El asunto se agrava porque coincide con otros episodios recientes que erosionan la credibilidad socialista: dimisiones forzadas como la de Santos Cerdán, señalado por la UCO como gestor de presuntas comisiones ilegales junto a Koldo García y José Luis Ábalos; o las investigaciones abiertas por contratos irregulares durante la pandemia. Todo ello compone un mosaico preocupante para quienes exigen ejemplaridad institucional.
“Yo soy una persona absolutamente institucional. Saben que mi compromiso de lucha contra la corrupción está absolutamente intacto”, se defendía Armengol ante los periodistas. No obstante, evitó responder preguntas concretas sobre Aldama o sobre los nuevos hallazgos policiales respecto a Cerdán, alegando que “hoy toca honrar la democracia” y “hacer un acto absolutamente institucional”.
De Palma al Congreso: una reunión incómoda
El epicentro del escándalo está en Palma, donde según todas las partes tuvo lugar esa famosa reunión con representantes de Globalia a principios de 2022. La agenda oficial recogía un encuentro institucional para abordar el futuro empresarial del grupo turístico más relevante del archipiélago balear. Sin embargo, lo que parecía otro trámite burocrático ha terminado siendo combustible para los rivales políticos.
Fuentes cercanas a Armengol insisten: “Aldama era uno más entre los acompañantes del señor Hidalgo; ella ni siquiera recuerda haber cruzado palabra”. Pero ese detalle resulta irrelevante para quienes subrayan que no se puede negar una relación institucional y después admitirla cuando ya no hay más remedio.
La oposición exige explicaciones urgentes e incluso algunos diputados plantean si corresponde mantener a Armengol como presidenta del Congreso tras este episodio. Mientras tanto, desde el PSOE se insiste en transmitir tranquilidad y confianza en las instituciones.
Bulos, medias verdades y el eterno retorno del caso Koldo
Este episodio reaviva los debates sobre los bulos y las mentiras asociadas al Gobierno Sánchez y al PSOE durante los últimos años. No faltan ejemplos recientes: desde las versiones cambiantes sobre el caso Koldo hasta las promesas incumplidas sobre regeneración democrática o transparencia administrativa.
El guion parece repetirse: negación inicial, presión mediática creciente, aparición de nuevas pruebas e inevitable rectificación parcial. Este proceso erosiona no solo la credibilidad personal sino también la imagen colectiva del partido gobernante.
El propio Aldama declaró recientemente en televisión haber estado reunido con Armengol “por negocios”, aunque sin entrar en detalles sobre mascarillas u otros contratos bajo sospecha. Las versiones difieren según quién tome la palabra, pero lo indiscutible es que el caso amenaza con pasar factura política justo antes del verano parlamentario.
Curiosidades y datos llamativos
- El nombre de Víctor de Aldama aparece vinculado tanto al caso Koldo como al reciente caso Cerdán tras informes demoledores de la Guardia Civil.
- La crisis interna en el PSOE ha provocado movimientos inesperados como la dimisión exprés de Santos Cerdán.
- En Baleares se calcula que Globalia emplea a miles de trabajadores; cualquier escándalo relacionado con sus directivos tiene impacto económico directo.
- En tono algo irónico, algunos analistas apuntan ya a una especie de “amnesia selectiva” entre altos cargos institucionales cuando comparecen ante comisiones.
- La estrategia comunicativa pasa por aferrarse a tecnicismos lingüísticos: coincidir no es conocer; asistir no es conversar; acompañar no es negociar.
- El episodio recuerda otros célebres tropiezos políticos recientes donde negar una evidencia solo multiplica su impacto mediático.
Así avanza el tablero político nacional mientras algunos aún buscan —sin éxito— ese manual infalible para salir ileso cuando se cae en contradicción pública.
