De repente, sin previo aviso, el habitualmente tibio Alberto Núñez Feijóo decidió ponerse por montera la doble moral de la política española.
Estamos tan acostumbrados a la ley del embudo que rige en nuestra vida pública, que hasta los progres se han quedado de piedra.
Lo habitual es que la izquierda insulte, manipule, organice campañas contra familiares e incluso recurra a mentiras flagrantes.
Lo normal es ver una lona en Madrid con la cara del hermano de Díaz Ayuso o que ofendan a la presidenta popular gritando que es una corrupta que vive y se beneficia del ático de su novio, metido en problemas con Hacienda. Sin embargo, las familias del PSOE y su cuadrilla son sagradas.
Pues ese cuento ya no cuela.
Feijóo ha decidido jugar con las mismas reglas que Sánchez y se ha montado la Dios es Cristo.
En pleno verano político, Pedro Sánchez vuelve a estar en el centro del huracán.
No por una crisis internacional ni por una reforma legislativa de última hora, sino por los negocios de saunas y prostíbulos que durante décadas gestionó el padre de su esposa, Begoña Gómez.
Una historia conocida en los mentideros políticos, pero que ha estallado con fuerza renovada tras las recientes declaraciones en el Congreso del líder del Partido Popular, quien ha acusado abiertamente al presidente de haberse “beneficiado patrimonialmente” del negocio de la prostitución durante años.
Acusación que reiteró con firmeza este viernes 12 de julio de 2025, desde Barcelona:
“He hecho una crónica sobre esos negocios que ustedes han publicado desde hace más de diez años. En el año 2014 o 2015, ustedes informaron a los ciudadanos de los negocios de la familia del presidente del Gobierno y, por tanto, yo no he hecho ninguna crítica.”
“Yo simplemente describí una situación, y lo que no puedo aceptar bajo ningún aspecto es lecciones de moralidad desde la inmoralidad. Una persona, para hacer alguna propuesta, tiene que tener alguna legitimidad. Y cuando una persona se convierte en adalid en contra de la prostitución, lo mínimo que tiene que hacer es tener la humildad para reconocer que, durante una época de su vida, esa prostitución le vino bien».
La denuncia parlamentaria y el efecto dominó
La comparecencia parlamentaria del pasado 9 de julio fue cualquier cosa menos rutinaria. Feijóo no se anduvo con rodeos: “Usted ha sido partícipe a título lucrativo del abominable negocio de la prostitución”, espetó desde su escaño, mientras parte de su bancada aplaudía y otra, como Borja Sémper, se quedaba fría ante la dureza del ataque.
La frase llevaba meses gestándose y, según confirman fuentes populares, no fue fruto de un calentón: era un golpe calculado para devolver los ataques personales que Sánchez había dirigido en anteriores ocasiones.
Pero el eco no terminó ahí.
Ester Muñoz, portavoz popular en el Congreso, insistió en que “decir la verdad nunca es duro” y que Sánchez no solo convivió durante dos décadas con los negocios del suegro sino que se benefició económicamente de ellos.
El argumento es sencillo: si tu pareja es contable de una cadena de saunas y prostíbulos, y además te compra un piso con ese dinero, resulta difícil alegar desconocimiento o inocencia patrimonial.
Un relato que ha encontrado hueco en programas como Espejo Público, donde periodistas como Paco Marhuenda reconocían abiertamente que “todos lo sabíamos pero nadie decía nada”.
De Madrid a Europa: la prensa internacional toma nota
La onda expansiva no se ha limitado a los pasillos del Congreso ni a las tertulias patrias. En los últimos días, varios medios internacionales han recogido el escándalo, subrayando la paradoja de que un presidente cuyo partido impulsa leyes abolicionistas conviviese durante años —literalmente— con un entorno marcado por el negocio del sexo. Desde Francia hasta Alemania se preguntan cómo puede afectar este escándalo a la imagen exterior del Gobierno español.
El asunto tiene todos los ingredientes para fascinar a la prensa foránea: poder, sexo, dinero y una pizca —o más bien un puñado— de hipocresía institucional. No en vano, algunos titulares extranjeros han llegado a hablar directamente de “burdeles gays” gestionados por la familia política de Sánchez.
El papel de Begoña Gómez: contabilidad e incógnitas
Uno de los datos más repetidos estos días es el supuesto papel central de Begoña Gómez como responsable de las cuentas en varios locales familiares dedicados al negocio sexual. Trabajadoras sexuales entrevistadas años atrás confirmaron su presencia habitual como contable, mientras documentos recientes apuntan a compras inmobiliarias financiadas con fondos procedentes directamente del imperio familiar. Dos pisos —uno en Pozuelo (Madrid) y otro en Almería— figuran en estas operaciones. Para evitar vincular a Sánchez con el entramado empresarial, ambos habrían quedado registrados únicamente a nombre de Begoña Gómez como bienes privativos.
Carlos Herrera y el sentir popular
En paralelo al ruido institucional, voces mediáticas como Carlos Herrera han puesto palabras al sentir generalizado: “¿Qué piensa realmente la gente sobre los negocios del suegro del presidente?”, se preguntaba recientemente en antena. Herrera ironizaba sobre la doble moral que impregna buena parte del debate público español: mientras unos arman discursos grandilocuentes contra la prostitución desde la tribuna parlamentaria, otros callan o miran hacia otro lado cuando los beneficios llegan a casa.
Reacciones políticas: entre el estupor y la resignación
El Gobierno no ha tardado en calificar las acusaciones como “indecentes” y “miserables”, defendiendo que todo responde a una estrategia desesperada para desgastar al presidente ahora que las encuestas vuelven a apretarse. Por su parte, algunos diputados socialistas han optado por el silencio calculado; otros han deslizado que todo esto forma parte de una campaña orquestada por medios afines a la derecha.
No todos los populares comparten el entusiasmo por la línea dura adoptada por Feijóo. Las imágenes captadas durante el pleno muestran reacciones dispares entre sus filas —desde aplausos entusiastas hasta rostros serios y brazos cruzados— lo cual deja entrever una grieta interna sobre hasta dónde es prudente tensar la cuerda política con asuntos personales.
Curiosidades e incógnitas abiertas
- A pesar del escándalo, ninguna investigación judicial ha logrado imputar hasta ahora delito alguno ni al presidente ni a Begoña Gómez.
- Se rumorea que algunos informes internos apuntan a posibles chantajes políticos facilitados por esta red familiar; por ahora son solo especulaciones.
- El tema ha dado pie incluso a debates filosóficos sobre el alcance ético del “enriquecimiento patrimonial indirecto” cuando hay vínculos familiares con actividades legales pero socialmente controvertidas.
- Periodistas como Javier Negre aseguran haber sido censurados cuando intentaron investigar estos negocios hace casi una década; solo ahora sus reportajes ven la luz sin trabas.
- En redes sociales abundan memes sobre “el socialismo termal”, ironizando sobre la paradoja entre discurso público y vida privada.
En definitiva, España vuelve a demostrar que sus escándalos políticos tienen más capas que una cebolla y más giros argumentales que una serie turca. ¿Veremos nuevas revelaciones o quedará todo sepultado bajo el calor veraniego? Lo único seguro es que aquí nadie se aburre.
