En pleno auge de las vacaciones estivales, cuando media España busca sombra y chiringuito, Pedro Sánchez y José Luis Rodríguez Zapatero han decidido que la playa más segura para el Gobierno es la de las negociaciones. Las informaciones recientes revelan que ambos líderes socialistas han intensificado sus encuentros, lejos de la mirada pública, con el objetivo de garantizar la continuidad de la legislatura y, por qué no decirlo, de atornillarse en el poder.
La imagen de ambos, compartiendo agenda y estrategia, se ha convertido en la postal política del verano de 2025. Desde Lanzarote hasta discretas salas de reuniones, el expresidente Zapatero ha pasado de ser un apoyo anímico a convertirse en el principal interlocutor con Junts per Catalunya, tras la caída en desgracia de Santos Cerdán por presuntos casos de corrupción.
El papel decisivo de Zapatero: de consejero a negociador principal
El giro estratégico del PSOE no ha sido menor. Tras el escándalo que llevó a Cerdán a dimitir y enfrentarse a la justicia, Zapatero asumió en solitario las negociaciones con Carles Puigdemont y los dirigentes de Junts en Suiza. No es la primera vez que el expresidente actúa como mediador, pero ahora lo hace con un protagonismo sin precedentes, justo cuando la estabilidad del Ejecutivo pende de un hilo más fino que la toalla de un resort de lujo.
El contexto no puede ser más delicado: la aprobación de la amnistía ha dejado heridas abiertas y el Tribunal Supremo ha decidido no incluir a Puigdemont en los beneficiarios de la medida, alimentando la desconfianza en el bloque independentista. En este escenario, Sánchez ha optado por la máxima discreción y ha confiado en la experiencia y templanza de Zapatero para mantener vivas las conversaciones periódicas, celebradas en presencia de un mediador internacional y con la vista puesta en la agenda catalana y la oficialidad del catalán en la Unión Europea.
Estrategias de supervivencia y tensiones internas
La situación interna del PSOE tampoco invita al optimismo. La salida de Cerdán ha agitado las aguas y ha dejado al partido en una posición de vulnerabilidad. Los socios de gobierno, especialmente ERC y Sumar, han exigido a Sánchez una “limpieza total” y mayor transparencia para evitar que los escándalos de corrupción dinamicen la legislatura. La oposición, por su parte, presiona para que el presidente comparezca en el Congreso y aclare su estrategia para sostener el Ejecutivo.
En paralelo, las exigencias de Junts se mantienen intactas: aplicación efectiva de la amnistía, avances en el traspaso de competencias y garantías de que el PSOE cumplirá lo pactado. La supervivencia parlamentaria de Sánchez depende, en gran medida, de la habilidad negociadora de Zapatero y de su capacidad para templar los ánimos de Puigdemont y sus aliados.
Influencia exterior y conexiones internacionales
El papel de Zapatero no se limita al tablero nacional. Su intensa actividad diplomática le ha llevado a reunirse con embajadores de China y a defender públicamente la necesidad de un nuevo enfoque en las relaciones entre Bruselas y Pekín. Esta hiperactividad internacional genera recelos en la oposición, que ve en Zapatero un operador político a tiempo completo, con influencias que trascienden las fronteras españolas.
No es la primera vez que el expresidente socialista actúa como “apagafuegos” o mediador en situaciones de crisis. Su experiencia en foros internacionales y su buena sintonía con líderes extranjeros han sido aprovechadas por Sánchez para reforzar la posición de España en debates clave, desde la política europea hasta la relación con Latinoamérica y China. Sin embargo, esta polivalencia también alimenta las críticas sobre la opacidad y la falta de control institucional sobre los movimientos de Zapatero, especialmente en asuntos tan delicados como el “caso Plus Ultra” o los fondos de ciertos centros de análisis vinculados a intereses asiáticos.
¿Una pareja política indestructible o una alianza de conveniencia?
La presencia constante de Zapatero junto a Sánchez no es fruto de la casualidad, sino de una estrategia cuidadosamente orquestada para sortear la inestabilidad y salvar una legislatura que hace aguas por varios frentes. Entre las bambalinas del poder, ambos han tejido una alianza que, por ahora, parece resistir los embates de la oposición y la presión de los socios más exigentes.
Algunos analistas ironizan con que Sánchez ha encontrado en Zapatero algo más que un consejero: un “bombero” de guardia para cuando se incendia el hemiciclo y una voz experimentada capaz de hablar de tú a tú con los líderes más díscolos del independentismo catalán.
Claves y curiosidades de la pareja política del verano
- Zapatero y Sánchez han celebrado al menos dos reuniones clave en Lanzarote y Suiza en el último mes.
- Junts reclama que el nuevo interlocutor del PSOE tenga “mando en plaza”, mientras Zapatero insiste en su papel de “acompañamiento” y no de liderazgo orgánico.
- El expresidente socialista ha reforzado su perfil internacional, alineándose con posiciones poco convencionales dentro de la UE en materia de relaciones con China.
- El caso de Plus Ultra y los fondos del Gate Center, ligados a intereses chinos, siguen generando controversia en el Congreso y en los medios.
- En círculos parlamentarios, algunos diputados se preguntan con sorna si, este verano, la verdadera coalición de gobierno no es PSOE-Junts, sino Sánchez-Zapatero.
Las próximas semanas serán decisivas para comprobar si este tándem es capaz de mantener a flote el Ejecutivo o si, por el contrario, la marea política arrastra incluso a los más experimentados nadadores de la política española.
