LA RETAGUARDIA

¡Sánchez teme por su vida!. ¡Brutal purga entre los escoltas de Moncloa!

Un episodio tenso en Andorra y el refuerzo de la seguridad de Begoña Gómez destapan la intranquilidad en el entorno de Pedro Sánchez

En La Retaguardia de este viernes 12 de septiembre, Eurico Campano analiza con el abogado Juanma Cepeda y Milagros Marcos, Portavoz PP Comisión Mixta UE Congreso, la preocupación de Pedro Sánchez con su seguridad.

El presidente decidió este agosto prolongar su descanso en el exclusivo hotel Hermitage de Soldeu, en pleno corazón de Andorra. Ni el precio de las habitaciones —de hasta 2.000 euros la noche— ni la privacidad garantizada evitaron que se viviera un episodio inédito: una monumental bronca pública entre el jefe del Ejecutivo y su equipo de escoltas. Testigos del hotel y fuentes policiales relatan cómo Sánchez, visiblemente alterado, alzó la voz y lanzó reproches por supuestos errores en el dispositivo de seguridad, llegando a los insultos y agravios. Un escolta, con la templanza que caracteriza al gremio, se atrevió a responder: “No son modos”.

Esta escena, nada habitual en la vida política española, ha dejado perplejos tanto a personal del hotel como a miembros del entorno presidencial. El equipo de seguridad del presidente, compuesto por unos 20 agentes en desplazamientos internacionales, mantuvo la compostura, pero la tensión se palpaba en el ambiente. Todo esto sucedió mientras, en el exterior, la asociación Hazte Oír desplegaba una furgoneta con el lema “Sánchez corrupto”, recordando que la presión política no entiende de fronteras ni de veraneos de alto standing.

No solo Sánchez ha sido protagonista de movimientos en la seguridad. En paralelo, el dispositivo que protege a Begoña Gómez, su esposa, se ha visto desdoblado y reforzado en las últimas semanas. Los efectivos asignados a ella han aumentado hasta una docena, según informaciones recientes, y se ha incorporado personal “de confianza” al entorno más cercano de la pareja presidencial. Este incremento de seguridad se justifica oficialmente por el posible riesgo de insultos o agresiones, aunque en los pasillos de Moncloa se comenta que la inquietud va más allá: el clima de crispación y la exposición mediática de la familia Sánchez-Gómez han elevado el nivel de alerta.

Como dato curioso, los dispositivos de seguridad del presidente y de su esposa funcionan de manera independiente, aunque coordinada. El altercado de Andorra no salpicó al equipo de Gómez, que mantiene su propia estructura y rutinas. Sin embargo, la sensación de incomodidad y malestar se ha instalado en ambos grupos, que ven cómo los focos mediáticos y políticos se posan cada vez más sobre sus movimientos diarios.

Las consecuencias del altercado en Andorra y los reajustes en el dispositivo de seguridad no han tardado en llegar. Diversas fuentes policiales confirman que se han producido cambios en la composición del equipo de escoltas de Moncloa, con relevos y sustituciones que algunos interpretan como una auténtica purga. El objetivo, según se comenta en círculos próximos a Presidencia, es garantizar la máxima lealtad y profesionalidad en un contexto de máxima exposición y riesgo.

El propio Sánchez ha endurecido el discurso sobre seguridad y defensa, tanto en clave nacional como internacional, subrayando la importancia de preservar la integridad de las instituciones y de quienes las representan. Sin embargo, la percepción de que el presidente teme por su vida ha ganado peso en el debate público, alimentada por episodios como el de Andorra y por la creciente crispación política y social.

Entre drones, protestas y software vetado: el contexto internacional también pesa

No hay que perder de vista que el despliegue de seguridad en los últimos viajes de Sánchez ha sido inédito: desde drones para vigilancia aérea hasta la colaboración con cuerpos policiales extranjeros, pasando por la movilización de más de 90 agentes en destinos nacionales como Lanzarote. El mensaje es claro: la seguridad del presidente y su familia es prioritaria, aunque ello implique recursos extraordinarios y cierta incomodidad entre los profesionales encargados de protegerlos.

A este clima se suma la reciente ruptura de relaciones entre España e Israel, que amenaza el acceso a herramientas tecnológicas clave para la lucha contra el crimen y la protección de altos cargos. El veto al software israelí DarkBeast, utilizado por la Policía Nacional, ha encendido las alarmas en los servicios de inteligencia y seguridad, que temen perder capacidades críticas justo en un momento de máxima tensión política y mediática.

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