La bronca es de aupa y va en aumento.
La política española se encuentra en una paradoja fascinante.
El bloque de centroderecha arrasa en las encuestas, mostrando una mayoría holgada para gobernar.
Sin embargo, PP y VOX parecen empeñados en resaltar sus diferencias de manera cruda precisamente en los lugares donde más deberían colaborar, como es el caso de Extremadura. La imagen que ofrecen las encuestas es clara, pero el desarrollo político se asemeja más a una comedia de enredos que a un proceso ordenado de alternancia.
#Extremadura 🟢⚪⚫ – Encuesta NC Report (8Dic): «El PP 💧 rompe su techo con un castigo fuerte al PSOE🌹»
💧 PP 42,9% (30)
🌹 PSOE 33,1% (22)
🥦 Vox 11,5% (8)
🟣 UxEx 8,0% (5)🎯 PollCheck: 5,8/10
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— EM-electomania.es (@electo_mania) December 8, 2025
Porque, a pesar de los recelos de María Guardiola (PP), actual presidenta de la Junta de Extremadura, a pactar con VOX, todo indica que no tendrá más remedio que pasar por el aro del partido de Santiago Abascal si es que pretende seguir gobernando en esta región.
Y lo mismo sucede a nivel nacional.
Los últimos barómetros nacionales difundidos por los principales medios apuntan a una tendencia inequívoca: la suma PP–VOX supera el 50 % del voto válido, lo que se traduce en un número de escaños que podría colocar al bloque entre 200 y 205 diputados, lo que equivaldría a una amplia mayoría absoluta en el Congreso.
Este contraste con la tensión existente en los pactos autonómicos y la constante confrontación en regiones como Extremadura es notable. Mientras los votantes parecen anhelar un Gobierno claramente de derechas, sus potenciales aliados les recuerdan cada semana por qué no confían entre sí.
Una media de sondeos que dibuja un Parlamento azul y verde
Al observar el conjunto de encuestas publicadas recientemente, se puede identificar un patrón bastante estable:
- La media de sondeos posiciona al PP cerca del 42 % en estimación de voto, con una proyección de 29-30 escaños en un parlamento autonómico tipo como el extremeño, donde ese porcentaje representa una clara hegemonía.
- A nivel estatal, diferentes institutos (40dB, Sigma Dos, NC Report) coinciden en que los populares serían la primera fuerza con un rango aproximado del 31–34 % del voto y entre 145–152 diputados.
- El PSOE se sitúa entre el 26–28 %, experimentando una caída respecto a 2023 y retrocediendo también en escaños hasta alrededor de 102–110.
- Por su parte, VOX es, sin duda, el partido que más crece: la mayoría de encuestas lo posicionan ya entre el 17 y el 19 % de los votos, con estimaciones que oscilan entre 57 y más de 60 escaños a nivel nacional. Esto significa subidas de hasta cinco puntos comparado con las generales de 2023.
Este contexto explica que la combinación de PP y Vox alcance ya aproximadamente el 48–52 % del voto, superando los 200 diputados en varias proyecciones, dejando a la izquierda y a los socios parlamentarios de Pedro Sánchez claramente rezagados. El bloque progresista (PSOE, Sumar, Podemos y aliados nacionalistas) se limita al entorno del 37–40 %, con pérdidas significativas respecto a 2023.
En otras palabras: si las elecciones tuvieran lugar ahora mismo, España contaría con un Parlamento mucho más inclinado hacia la derecha que el actual. Un PSOE debilitado, un PP fortalecido pero sin posibilidades realistas de gobernar solo y un Vox con capacidad para veto y exigencias programáticas muy superiores a las que tuvo durante la última legislatura.
El PSOE, acorralado por los escándalos y sin números para gobernar
El desgaste del PSOE no proviene únicamente del paso del tiempo. Las encuestas publicadas tras la detención de José Luis Ábalos y Koldo García, involucrados en una presunta trama relacionada con mascarillas, así como tras la dimisión del fiscal general Álvaro García Ortiz, apuntan a un deterioro adicional en la imagen del Gobierno y su entorno.
Los datos más recientes indican:
- Una caída cercana a casi cuatro puntos del PSOE respecto a las elecciones de 2023 según ciertos barómetros nacionales.
- Una fidelidad al voto claramente inferior comparada con sus rivales derechistas: alrededor del 70–72 % de sus votantes están dispuestos a repetir su elección frente a porcentajes notablemente superiores para Vox y el PP.
- Fugas hacia el PP, además de movimientos más limitados pero políticamente significativos hacia VOX, captando varios cientos de miles de antiguos votantes socialistas. Esto es especialmente evidente entre sectores trabajadoras descontentas con la gestión económica y territorial.
El resultado es un PSOE que sigue siendo segunda fuerza política pero que no suma para gobernar ni junto a Sumar ni con Podemos ni tampoco con los socios nacionalistas que apoyaron su investidura. Incluso cuando los socialistas mantienen algo mejor su posición, el llamado “bloque de investidura” queda demasiado lejos de alcanzar los 176 escaños necesarios. La fatiga ante esa fórmula parlamentaria comienza a hacerse evidente entre los ciudadanos: cerca de dos tercios ya demandan elecciones anticipadas ante la percepción generalizada de debilidad del Ejecutivo.
