La política española no descansa ni en verano y, como si de un guion ya conocido se tratase, León vuelve a saltar a la palestra nacional. Esta vez, el epicentro del debate ha sido la decisión del Ayuntamiento, gobernado por el PSOE, de habilitar varias plazas de aparcamiento reservadas exclusivamente para mujeres en un céntrico parking de la ciudad. Un gesto que, lejos de cosechar aplausos unánimes, ha desatado una tormenta de críticas cruzadas entre quienes ven la medida como una apuesta por la seguridad y quienes la tachan de profundamente sexista y condescendiente.
El relato oficial para estas plazas rosas es que con esta acción, garantiza entornos más seguros para las mujeres, situando los aparcamientos cerca de accesos vigilados y bien iluminados. Inspirada en iniciativas de otros países como Alemania o Corea del Sur —donde incluso existen leyes que obligan a reservar hasta el 30% de las plazas para mujeres—, la idea pretende reducir el riesgo de agresiones sexuales en espacios cerrados como los parkings. Sin embargo, lo que en Frankfurt o Seúl se vende como innovación “Women Friendly”, aquí ha encendido el debate sobre si estas reservas realmente protegen o perpetúan estereotipos.
No han sido pocas las voces negativas que consideran la medida como sexista y degradante para las mujeres, ya que algunas ven como ‘condescendiente’ que las mujeres sean señaladas de esta manera.
El efecto “Señoras”
No es la primera vez que España experimenta con esta fórmula. El parking del Tubo en Zaragoza fue pionero al reservar siete plazas solo para mujeres, cartel de “Señoras” incluido. La reacción fue inmediata: mientras algunos aplaudían la medida como un escudo protector ante posibles agresores, otros veían una discriminación positiva rayana en el absurdo. ¿Por qué una mujer debería aparcar más cerca del guarda? ¿Acaso todos los hombres son sospechosos? ¿Y si llega una madre con su hijo varón?
En León, la controversia se ha multiplicado por el peso simbólico del asunto: el PSOE, partido que aboga por la igualdad real, ha sido acusado desde sectores críticos —tanto del feminismo clásico como del activismo por la igualdad— de caer en el “paternalismo rancio”. Según estos detractores, reservar espacios diferenciados refuerza el cliché de que las mujeres son más vulnerables… o peores conductoras.
Reacciones políticas y sociales: cruce de reproches
El caso del parking sexista en León muestra cómo una iniciativa aparentemente menor puede convertirse en una pifia política. El PSOE se ve obligado a defender una medida polémica justo cuando presume de políticas igualitarias. La imagen institucional queda tocada ante una ciudadanía cada vez más harta del postureo simbólico frente a los problemas reales. En especial con todos los casos de corrupción socialista que incluyen la consumición de prostitución y desprecio hacia las mujeres.
El debate feminista se fragmenta entre posturas pragmáticas (seguridad real ante todo) y enfoques igualitarios (no al trato diferenciado). Algunas asociaciones feministas celebran cualquier paso hacia entornos urbanos más seguros; otras denuncian una visión anticuada y “proteccionista” que invisibiliza problemas estructurales.
Por su parte, la oposición encuentra un filón fácil para atacar al Gobierno local acusándole de incoherencia ideológica. La oposición municipal del PP y grupos locales no han tardado en ironizar sobre el “feminismo de escaparate” socialista.
En medio, la ciudadanía leonesa se encuentra entre la indiferencia y el enfado. Muchos ven un nuevo episodio de postureo político a cuenta del dinero público.
