Enésima pantomima de la ministra de «Igual da» Bibiana Aído: pedir a los españoles que «saquen tarjeta roja» a los agresores de mujeres para frenar» la violencia de género y evitar «que siga pasando de generación en generación» porque este país «sabe que no será digno mientras siga existiendo el maltrato».
Aído se expresó así durante la presentación de la campaña , una iniciativa de su ministerio que ha contado con la participación de una treintena de personalidades de la cultura, la comunicación y el deporte y que se ha materializado en una campaña gráfica y una serie de «spots» dirigidos por Gracia Querejeta sobre un guión de Iciar Bolláin.
Para la ocurrente ministra Aído, esta campaña invita a «hacer un gesto muy simple pero muy poderoso» para decirle al maltratador que «está fuera, que él mismo se ha situado fuera de la convivencia democrática» porque éste «terreno de juego está marcado por unas líneas rojas que no se pueden traspasar» y «quien no cumple las reglas» se queda al margen.
Durante el acto de presentación, al que asistieron, entre otros, el presentador Pablo Motos, los actores Santiago Ramos, Pablo Rivero, Ricardo Gómez, Beatriz Montañez; las cantantes Bebe y Raquel del Rosario y el baloncestista Juan Antonio Orenga, intervino además el delegado del Gobierno contra la violencia machista, Miguel Lorente, quien instó a tener a mano «el tarjetero» ahora que el «posmachismo» sopla con fuerza contra la igualdad.
MIEMBRA, FEMINISMO Y … TACONES
Centrados como estamos en la pésima gestión de la crisis económica que está llevando a cabo Zapatero- la última ocurrencia, que paguemos mediante el IVA la factura de su inconsciente despilfarro- estamos pasando por alto otra crisis, que no por menos visible, es menos preocupante.
Me refiero a la crisis de un país donde buena parte de los ministros que padecemos no habrían pasado ni de la primera entrevista de un proceso de selección para optar a un puesto de trabajo.
¿Se imaginan ustedes que acudieran a una oferta de empleo esgrimiendo ser especialista en flamenco? Estaría muy bien para unas pruebas del Ballet Nacional, pero no para lidiar con todo un cambio de mentalidad a la que estamos obligados según Zapatero.
Sí, ya saben a quién me refiero. Bibiana Aído. Su paso por la política está marcado por el ritmo machacón de sus ocurrencias: miembras, teléfono para maltratadores, declaraciones como que un feto no es un ser humano, subvenciones de lo más variopintas. Pero todavía tiene capacidad para sorprendernos más si cabe.
Hoy, se descuelga con imponer en las Universidades el estudio del feminismo como asignatura troncal en diferentes disciplinas. Cuando lo he escuchado en la radio, me ha venido a la cabeza inmediatamente la imagen de esta joven ministra en Rodiezmo, con el puño en alto cantando la Internacional con el pañuelo al cuello, pero con ropa de marca, ante un auditorio que afortunadamente, es parte importante de la clase media que ha levantado este país y que nada tiene que ver con esa clase obrera alojada en la imaginación y en el chollo subvencionado de algunos. He concluido una vez más cuan rancia se ha quedado la izquierda, trasnochada en sus ideas, en sus tiempos, en su diagnóstico civil, moral y económico.
¿Todavía hay alguien que compre ese discurso? ¿Es posible que haya alguien que siga creyendo en esa lucha de clases que ya solo existe en su imaginación? ¿De verdad las mujeres estamos tan atrasadas? La ocurrencia de la señora Aído se quedaría en una sonrisa si no fuera por la gravedad del asunto: que es una ministra cuyos méritos se encuentran en el ritmo de sus tacones, no en el de sus ideas y ocurrencias.
España necesita una renovación integral, para que los ministros vuelvan a ser gente preparada, que sea consciente de la labor encomendada, actualizada y realmente progresista; para que castañuelas y faralaes se queden donde deben estar, en el arte de nuestro rico folklore admirado en el mundo entero y no en las alfombras ministeriales que pisa una joven anclada en los albores del siglo XX.