No es de extrañar que ande con cara compungida.
Tienen que estar siendo días difíciles para Pedro Sánchez ante el carnaval de escándalos que salpican al partido.
Este 11 de diciembre de 2025, el presidente del Gobierno, no asistió a la sesión del Congreso de los Diputados. Esgrimen desde Moncloa que se debe a que el socialista tiene una cita a las 16:45 en la conferencia de la coalición de voluntarios por Ucrania convocada por Francia. Ya en la sesión de control celebrada el día de ayer, se ausentaron siete ministros de su escaño.
El PP ha acusado al presidente del Gobierno de esconderse y evitar así dar explicaciones tras la detención de Leire Díez antigua militante socialista con estrechos vínculos personales y profesionales en la órbita del partido, así como al expresidente de la SEPI, Vicente Fernández, por presuntas irregularidades en adjudicaciones de contratos públicos.
A estas detenciones se suma la de Antxón Alonso, socio de Santos Cerdán, que fue uno de los hombres de máxima confianza en la dirección orgánica del PSOE.
Mientras tanto, la oposición exige explicaciones inmediatas y denuncia que España no puede permitirse un Gobierno salpicado una y otra vez por casos de corrupción y por investigaciones que afectan al propio núcleo del partido.
El desgaste visible de Pedro Sánchez
En los últimos días, la figura de Pedro Sánchez ha mostrado signos de un desgaste político cada vez más evidente, tanto en su imagen pública como en su credibilidad institucional.
Ayer, durante un acto público, diversos medios destacaron una actitud más sombría y tensa del presidente.
Ese desgaste no se limita solo a una mala foto o mala impresión ocasional. En los últimos días, la presión de la oposición y el escrutinio mediático sobre decisiones pasadas y relaciones internas han pintado un cuadro de un líder más a la defensiva que proactivo, debilitando su imagen cada vez más.

