Ramón Pi – Desde la libertad – La crispación


MADRID, 24 (OTR/PRESS)

Leo y oigo muchos comentarios políticos en que la crispación, la famosa crispación, tiene un papel muy protagonista, sea para denostar su presencia, sea para elogiar su desaparición. Parece muchas veces que la eliminación de la crispación es lo más importante de nuestra política.

No seré yo, desde luego, el que niegue las bondades del diálogo sereno, que me parece un signo de convivencia civilizada. Pero me temo que es ya demasiado frecuente la confusión entre las formas y los contenidos.

Veamos el asunto con el ejemplo de la entrevista entre el presidente del Gobierno y el líder del Partido Popular.

Ha habido grandes elogios por lo que se ha llamado el fin de la crispación; pero no se sabe muy bien lo que esto quiere decir, porque sin ninguna crispación se puede afirmar que el Gobierno no sabe lo que tiene que hacer, carece de una idea mínimamente precisa para luchar contra la crisis económica y aparece en público como una olla de grillos, con un vocepresidente que manifiesta estar en contra de que el Gobierno compre suelo privado para hacer viviendas protegidas, y al día siguiente la ministra de la Vivienda anuncia un plan de compra de suelo privado para hacer viviendas protegidas, por poner sólo el último caso.

También se puede decir sin la menor crispación que las declaraciones públicas de los responsables del Gobierno constituyen últimamente una panoplia de frases vacías de sentido, como la del ministro que dijo con toda solemnidad que se destinarían a un fin concreto los medios adecuados. La noticia habría sido que hubiese anunciado que se destinarían los medios inadecuados, como es natural; podría haberse ahorrado ese gasto de saliva con toda tranquilidad.

Lo que me pregunto es de qué hemos de alegrarnos, si con crispación o sin ella seguimos con un Gobierno que o no hace lo que debe, o hace lo que no debe, como decía aquel epitafio, seguramente una «leyenda urbana»: «Hizo el bien y el mal. El bien lo hizo mal, y el mal lo hizo bien».

Eso se puede decir sin nada de crispación, pero a mí me da la misma tristeza. Debo de ser un bicho raro.

Ramón Pi.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído