Fermín Bocos – Los idus de junio


MADRID, 15 (OTR/PRESS)

Lo último que nos quedaba por saber del movimiento/partido Podemos es que tiene «rasgos peronistas». Lo ha dicho el propio Pablo Iglesias reconociendo que hay un hilo que permite entender a Podemos y es el que enlaza con las teorías del sociólogo argentino «postmarxista» Ernesto Laclau (fallecido en Sevilla hace un par de años). Cuando parecía que en política ya casi nada podía sorprendernos, resulta que algunos de los protagonistas de la «nueva política» -definida así por ellos mismos por oposición a la «casta» representada por los partido tradicionales: PP y PSOE- aún nos tenían reservada una sorpresa: Pablo Iglesias dice que a Iñigo Errejón, su compañero en la dirección de Podemos, le emociona contemplar un retrato de Eva Perón. Vivir para ver. Si no se trata de una broma de Iglesias (que sería de mal gusto: una broma para desacreditar a su colega, es que ya nada es lo que parece. Digámoslo pronto, Eva Duarte de Perón, esposa del general Juan Domingo Perón, fue la musa del justicialismo argentino, hijuela porteña del fascismo.
Históricamente, el populismo que es rasgo esencial del movimiento peronista, ha sido una plaga política que para desgracia de los argentinos, periódicamente, a la manera del Guadiana aparece y desaparece. Como el propio Perón en su patética segunda vuelta al poder, pasando por los sucesivos mandatarios peronistas que ocuparon la Casa Rosada -los últimos Néstor y Cristina Fernández de Kirchner- para dejar en la ruina a miles de personas y en bancarrota a uno de uno de los países más ricos del planeta. Que con semejantes raíces ideológicas (postmarxismo y peronismo) se haya construido en menos de tres años la estructura política a la que las últimas encuestas de intención de voto otorgan ventaja sobre el PSOE y le disputan al PP la condición de partido más votado por los electores españoles es uno de los enigmas políticos más llamativos y provocadores de los últimos tiempos. A mi juicio encuentra una explicación en un doble registro. El social y el mediático. Para entender el fenómeno hay que anotar el apoyo capital que Podemos ha encontrado en algunos medios. El propio Pablo Iglesias lo reconoce: «Podemos no se explica sin la televisión, pero no se explica solo por la televisión».
Hay más. El auge de Podemos se explica teniendo en cuenta los tres millones largos de excluidos por obra de la crisis y los ajustes traídos por el «austericidio». Todo ello unido al resentimiento generado en amplias capas de la sociedad al ver la pasividad con la que desde el poder se miraban los frecuentes casos de corrupción. Desde el poder se dio por buena una teoría cínica que pretende que el ruido de la corrupción (las denuncias de la prensa) era como el ruido del aire acondicionado: llega un momento que uno se acostumbra. El error puede aparejar consecuencias políticas y sociales más que inquietantes. Pronto saldremos de dudas. Cerca están los idus de junio.

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