Si queridos compatriotas (perdón, mejor dicho conciudadanos de una misma zona geográfica de Europa), esto se está poniendo al rojo, tanto de temperatura como de color.
Eso que para algunos sigue siendo España se está calentado, o mejor dicho, algunos la están calentando conscientemente y más que azuzarán conforme pasen los días y se acerquen las elecciones. El objetivo no es que no pasemos frio, a ellos en sus residencias oficiales que les pagamos todos les trae sin cuidado, sino tentar a la suerte para ver si alguno cometemos un error en que basarse para justificar todas sus tropelías, las ya cometidas y las que sin lugar a dudas cometerán.
Una prueba es el espectáculo bochornoso que han montado en la Universidad Complutense de Madrid en el nombramiento de la Presidente de la Comunidad como “alumna ilustre”. Han calentado los ánimos todo lo que han podido. Lo curioso es que los mismos que han abucheado a dicha señora que ha llegado a donde está por méritos propios, cuando le dieron idéntica distinción a otra mujer cuyo único mérito es ser “la compañera de” no montaron ninguna protesta, sino que se cansaron de aplaudir. Todo un ejemplo de la no ideologización de la universidad.
Se rumorea que el ayuntamiento de la ciudad condal estudia romper el pacto de hermandad que mantiene con Tel Aviv. Si es cierto suponemos que será una muestra más del supremacismo catalán, ese al que “cum fraude” por el único interés personal de supervivencia, trata con algodones. Que destacados separatistas opinen que “el hombre andaluz» es «un hombre poco hecho, que hace cientos de años pasa hambre y que vive en un estado de ignorancia y de miseria cultural, mental y espiritual”. O que “Hay una distribución genética de la población catalana que estadísticamente es diferente a la población negra subsahariana” También que mantengan que los residentes en Cataluña que no hablen catalán son “carroñeros, víboras, hienas y y bestias con forma humana”. Esto son muestras de a que impresentables protege el jefe, aunque ello caliente los ánimos.
Como el caso es ganar votos, mejor dicho comprarlos, el Servicio Público de Empleo de Cataluña regalará más de diecinueve millones de euros para contratar a más de seis centenares de emigrantes ilegales. Perfecto. Los españoles, y también catalanes, que no tienen trabajo que aguanten.
¿Qué se pretende? No se nos ocurre otra cosa que la situación llegue a ser insostenible y la población salte. Por descontado que en ese caso quienes se planten y reaccionen serán unos indecentes fachas que arman lío con el único objetivo de destruir la ejemplar democracia que tenemos.
Siempre hemos defendido la emigración legal, conforme a derecho. Creemos que del contraste de culturas salimos beneficiados todos. Pero igualmente estamos totalmente en contra de la emigración ilegal, de los que vienen en pateras, a vivir del cuento. La razón es que según la prensa, incluso la favorable al gobierno, reciben con frecuencia unas ayudas públicas superiores a la pensión que tienen muchos españoles que han trabajado gran parte de su vida.
Como contrapartida estos ilegales hacen, en muchos casos, lo que quieren. Tenemos por ejemplo el reciente caso del atentado yihadista en Algeciras. Por cierto mientras “cum fraude” dio el pésame en el Congreso a los familiares de un etarra muerto en la cárcel, contra lo que no tenemos nada que opinar, nos parece ignominioso que al hablar del muerto en el atentado se refiera al mismo como el fallecido: sea valiente y diga las cosas claras, el asesinado.
Vamos de mal en peor, mejor dicho, nos llevan. Si ocurre lo que la mayoría no queremos, los responsables están muy claros.