La Marea de Pérez Henares

¡Mi reino por cuatro trajes! .. y un análisis del auto judicial que abre esperanzas para un Camps decidido aguantar (Actualizado)

Unos trajes de regular calidad pueden acabar con una de las carreras políticas que parecían más sólidas en España. Por ahora han acabado con Camps en el banquillo.

El monto económico es, bien mirado, menos que una taza del chocolate del loro, habida cuenta de lo que se ha movido y se mueve por la España de las corrupciones y las corruptelas. Pero mancha mucho. Estéticamente es ya un lamparón que no sale ni con aguarrás . Éticamente empieza a oler mal a cualquier conciencia y penalmente ya dirán los tribunales lo que tengan que decir.

A día de hoy, y separado el grano de la paja y de Garzon , la Justicia está actuando y creo que podemos estar tranquilos en el sentido de que llegara a establecer hechos probados y en base a ellos establecer culpabilidades e inocencias. La presunción de lo segundo por delante no obsta para que podamos conocer y valorar el famoso entramado de la red “Gurtell”. Y el entramado tejido por sus aprovechados responsables, con el tal Correa a la cabeza , está haciendo salir de la cesta como cerezas engarzadas, a una lista de personajes, alcaldes y dirigentes del PP que fueron , según los crecientes indicios, los obsequiados colaboradores necesarios para que ellos siguieran con sus negocietes. Queda por saber si esos obsequios acabaron en lo bolsillos personales o fueron más allá. O sea, si fue un “asunto privado” o si lo fue de “familia”, o sea, de PP y éste como organización también se beneficiaba del montaje. Hasta el momento y en honor a lo que se conoce no hay indicios en tal sentido y es de justicia señalar que la actual dirección y nada más poner don Mariano pie en su puesto de mando “irradió” a toda la pandilla fuera de Genova 13. Pero, por lo visto, algunos siguieron jugando al monopoly, pero con billetes de verdad , con ellos.

En un país donde la corrupción lejos de extirparse se ha deslizado por todas las terminales políticas, esta trama refleja lo más casposo y enchulado de un segmento vital y estético de la derecha cuyo olor, aunque los susodichos se echen frascos por encima, apesta a prebenda, impunidad, exhibicionismo e indecencia. Algunas imágenes en la boda de la hija de Aznar valen por mil spot de la fábrica de videos-panfleto del PSOE.

El presidente de la Generalitat Valenciana no daba el tipo. No parecía ni parece en absoluto de esa “cuadra” y hasta ahora muchos se resisten a creer que haya participado en tales enjuagues. Pero el hecho judicial es que está en el banquillo junto a ellos Por cuatro perras, por unos trajes casi de baratillo. Si, pero en el banquillo acusado de cohecho, aunque este sea pasivo y se establezca que no haya habido relación de las presuntas dádivas con las contraciones y la pena sea tan sólo de una posible multa de 3.000 euros, por el Tribunal Superior de la comunidad que preside. Porque es el fuero , aunque el huevo sea tan pequeño, lo que habrá de juzgarse. Y como el pollito, por muy pequeño que sea salga cacareando con una sentencia de culpabilidad, y ya no hay Garzón al que acogerse que valga, la suerte de Camps estará echada. Y quizás haya de exclamar doliente, eso que Rajoy no podía ni creerse: “Mi reino por cuatro trajes”.

ALGUNAS ACOTACIONES JURIDICAS DEL PROPIO AUTO QUE PUEDEN AYUDAR A UNA COMPRENSION MEJOR DEL CASO CAMPS

A) El juez instructor reconoce lo exiguo del asunto «Aunque el precio de esas prendas pudiera paracer a alguien escaso o aún ridículo en comparación con la maginitud de la función desempeñada por alguna de las personas obsequiadas, esa cirscunstancia no es excluyente del desvalor de sus acciones objetivamente consideradas»

B)Manifiesta que no existe cohecho activo. Esto es que esos regalos propiciaran contratos : «No existe constancia de ninguna relación directa entre el pago de las prensas …..y los concretos actos de contratación realizados por las autoridades y los funcionarios..(sic) Tampoco existe constancia de que los agasajos hacia aquellas personas fueran la causa determinante de esa concreta adjudicaicón …cuyos criterios obedecían al conocimiento interno que parecía tenerse de «Orange Market S.L. y Alvaro Pérez a quienes solían encomendarse las más varias tareas y encargos»
Queda pues descartada la parte esencial de la acusación contra Camps.
Entonces ¿que queda?

C) Pues el Juez Instructor se remite al art 426 , primer inciso, del Codigo Penal que establece la conducta de la «autoridad o funcionario que admitiere dádiva o regalo que le fueran ofrecidos en consideración a su función» como constitutivo de un delito de cohecho pasivo . No considera a los cuatro trajes y los zapatos,(el smoking y otras prendas quedo demostrada su devolución tras el prestamos para un acto) por un valor de unos 5.000 euros,a lo largo de varios años, como una «atención de cortesía o de mero reconocimiento que los usos sociales aceptan como inocuos y admisibles. Unos regalos de tal clase y caracteristicas no pueden, por su propia naturaleza, incardinarse en el marco de la adecuación social»
Esto es, que aunque no haya cohecho activo ni relación entre el regalo y la obtención de un favor, es ya delito aceptar el regalo en si mismo (por cierto, no se imputa al «regalador» por ello) aunque de el no se haya derivado consecuencia alguna.

D) El delito imputado, «cohecho impropio», es la definición legal,es mínimo y esta sancionado simplemente con una multa , el triple del valor de los recibido. En este caso pues, unos 15.000 euros.Aunque , eso es lo grave, puede llevar tambien acarreada suspensión de empleo y cargo público por el tiempo de seis meses a tres años» .

Esa sería toda la pena que pueden imponer a Camps en el supuesto de que fuera declarado culpable.

Pero el problema es de imagen. Es el juicio, con jurado popular, en si mismo, lo que coloca en una situación muy complicada esteticamente a Camps.

y su capacidad de aguante. Ahí está quizás el quis político de la cuestión. Y parece decidido a aguantar. Parece estar convencido de que le queda muy poco ya para poder respirar tranquilo. Lo cierto es que la acusación ha quedado en casi nada. Pero ese casi nada, esa nadería es un impresionante lamparón. Y de eso tambien es consciente

La esperanza de Francisco Camps es que el recurso ante la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad valenciana, dada la debilidad de la imputación prospere y que simplemente , aunque se considere incluso que los trajes fueran un obsequio se entienda este no como ese «cohecho pasivo» sino como «un uso social admitido».

Pero queda tras esa decisión judicial algo muy curioso en el ambiente y aviso a navegantes. Porque la pregunta es: ¿por tanto todo político o funcionario que reciba un regalo y lo acepte, da igual la cuantia según ese auto, y aunque ello no tenga relación con la obtención de favores posteriores puede ser enjuiciado? ¿Existe alguno , entonces, que no haya de sentarse en el banquillo?.
La lectura atenta , pues, del auto del juez instructor deja en efecto muchas más puertas abiertas a Camps de las que ayer parecía cuando la acusación de cohecho aparecía en grades titulares.

Ultima nota

Pero ademas de lo descrito en el auto puede resultar que el artículo citado no parece que ampare la decisión del instructor porque literalmente dice: «la autoridad o funcionario público que solicitare dádiva o presente o admitiese ofrecimiento o promesa para realizar un acto propio de su cargo o como recompensa del ya realizado, incurrirá en la pena de multa del tanto al triplo del valor de la dádiva.»rgo público por tiempo de seis meses a tres años«.
No parece, a tenor de lo expuesto por el propio juez en absoluto probado que Camps solicitara tales «dádivas». Del auto lo único que parece desprenderse es que el juez cree que no las pago y fue la trama Correo quien abonó las facturas.

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Autor

Antonio Pérez Henares

Ejerce el periodismo desde los 18 años, cuando se incorporó al diario Pueblo. Ha trabajado después en publicaciones como Mundo Obrero, Tiempo, El Globo o medios radiofónicos como la cadena SER. En 1989 entró al equipo directivo del semanario Tribuna, del que fue director entre 1996 y 1999. De 2000 a 2007 coordinó las ediciones especiales del diario La Razón, de donde pasó al grupo Negocio, que dirigió hasta enero de 2012. Tras ello pasó a ocupar el puesto de director de publicaciones de PROMECAL, editora de más de una docena de periódicos autonómicos de Castilla y León y Castilla-La Mancha.

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