El guineo de la corrupción en España ha corrido paralelo a la instauración de la partitocracia del 78. Los nuevos partidos financiados por el Estado se configuraron como unas organizaciones oligárquicas con el único propósito de repartirse el poder. Todo este sistema se ha mantenido gracias a la corrupción, que es factor de gobierno.
En la España de los 90, después de los crímenes de los GAL y los Fondos reservados, Luis Roldán, Filesa, el Caso Ibercorp, la expropiación RUMASA, la orgía de corrupción de la Expo’92, el Caso Juan Guerra o el Caso de la directora del BOE, Carmen Salanueva, llegaron a dimitir 6 ministros. El ministro del interior, José Barrionuevo, y el secretario de Estado para la Seguridad, Rafael Vera, fueron además condenados por el secuestro de Segundo Marey y por un delito de malversación de caudales públicos para la financiación del grupo terrorista GAL. Esta era la España de Felipe González.
En esa España se fundó la Asociación de Escritores y Periodistas Independientes (AEPI) con el objetivo de acabar con Felipe González, cada mañana amanecía el diario EL MUNDO con una nueva portada sobre un caso de corrupción del PSOE. En ese entorno infinitamente más hostil que el actual, el PSOE obtuvo 9 millones y medio de votos, perdiendo con el PP de Aznar por menos de 300.000 papeletas.
La corrupción actual de Pedro Sánchez es una broma comparada con la de Felipe González. Quien crea que el PSOE está acabado, es que no conoce este sistema de la partitocracia del 78. Quien lo conoce muy bien es Pedro Sánchez. Él sabe que en España no existe alternativa política, sino alternancia en el Poder del Estado. Él se ha dado cuenta, mejor que ningún otro, hasta donde es posible llegar con este sistema.
Comenzando por el Caso Tito Berni y la Sentencia de los ERE, pasando por el Caso Begoña Gómez o David Sánchez y terminando por el Caso Ábalos, podemos asegurar, que todo eso, es una auténtica minucia para el votante del PSOE. Este votante de la mal llamada izquierda española aguanta eso y mucho más, lo mismo que todos aquellos que observando impertérritos la alternancia en la corrupción del Estado, creen que esto se arregla votando (a otros). Hay que echar a Pedro Sánchez ¡sí! Pero ¿y luego qué?
El PP, un partido tan corrompido como el PSOE, en las próximas elecciones para hacer presidente al inútil de Feijóo, pactará, por ejemplo, con el PNV o con JUNTS, antes que con VOX. Este hombre, Feijóo, es tan socialdemócrata como Pedro Sánchez, pero más pusilánime. Defiende el Estado de las Autonomías y la legitimidad de los nacionalismos, y no derogará ni la Ley de Memoria Histórica, ni la Ley de Violencia de Género, ni la Ley Trans, ni la Ley del Sí es Sí, pero se postula para los españoles como la alternativa política y el adalid de la democracia.
El pasado jueves día 12 de junio de 2025, el presidente del Gobierno Pedro Sánchez, pidió perdón. Dijo también, que estaba decepcionado, porque hasta un día antes del informe de la Guardia Civil, creyó en sus amigos. Todo eso lo dijo porque puede, y porque conoce la psicología de los ignorantes votantes españoles.
Para Dante, la traición ocupa el lugar más profundo y condenado del Infierno. Allí, en el noveno círculo, se encuentran los traidores, todos ellos considerados como los peores pecadores. Para el florentino, la traición es el pecado más perverso, porque hiere lo más profundo de la naturaleza humana y provoca una división irreversible entre las personas.
Como para traicionar a alguien, primero tienes que ganarte su confianza, es normal la decepción del presidente del Gobierno. Ábalos, Santos Cerdán y Koldo, serían los Judas Iscariote, Bruto y Casio de nuestro Pedro Sánchez. Es normal que este pobre hombre lo esté pasando mal, creyó en ellos hasta el último momento y nunca esperó que estuvieran inmiscuidos en asunto alguno. No se lo podía imaginar.
Amigos míos, si creéis por un instante, que el PSOE está acabado y que esto se soluciona votando, antes bajará San Pedro a veros. El pueblo español, es el pueblo políticamente más ignorante que hay en Europa y Pedro Sánchez lo sabe perfectamente, porque se ha dado cuenta mejor que nadie, que a los votantes españoles les gusta coger macho.
Para poder tener una alternativa política y no una alternancia en el Poder del Estado, la sociedad civil debe obligar a esta clase política corrupta a cambiar las reglas del juego. Quien vota en este sistema de oligarquías de partidos: o es un ignorante, o es un oportunista y un aprovechado. Si tanto hablamos de democracia, debemos manifestarnos para deslegitimar a este sistema de corrupción instaurado en el 78 y debemos abstenernos de votar a estas oligarquías de partidos.
Los ignorantes españoles deben saber, que:
- Si queremos representación de los ciudadanos; no pueden existir elecciones con un sistema proporcional de listas de partido, donde los diputados son empleados del partido que están a las órdenes de su jefe y no a las de los ciudadanos. Por lo tanto, debe cambiarse el sistema electoral actual a un sistema uninominal por distritos, para que, de este modo, los ciudadanos puedan elegir directamente a sus representantes.
- Si queremos que los partidos representen a la sociedad civil; no pueden estar financiados por el Estado. Con nuestros impuestos financiamos, desde BILDU a VOX.
- Si queremos separación de poderes; no puede haber un banco azul en el Congreso. Gracias a esto, el Gobierno ejecuta unas Leyes, que previamente el mismo ha decidido y aprobado dentro del Parlamento.
- Si queremos independencia judicial; los partidos no pueden elegir a los jueces. Actualmente, los jueces y magistrados del TC y el CGPJ son elegidos por los partidos.
¿Creen ustedes que actualmente existe algún partido en España que vaya a hacer algo al respecto? Pues si votan, luego no se quejen.

