Ramiro Grau Morancho: «La mafia feminista, libro de Cristina Seguí, muy recomendable»

Ramiro Grau Morancho: "La mafia feminista, libro de Cristina Seguí, muy recomendable"

Conocía la existencia del libro, pero no lo había adquirido ni leído, ya que los libros no me caben en casa, y mi señora amenaza con enviarme a una isla desierta, si sigo amontonando libros…, y polvo.

La realidad es que pensaba que al ser doña Cristina una periodista, y pido perdón al gremio por lo que voy a decir, iba a ser un libro superficial, que no me iba a aportar mucho, ¡pero qué equivocado estaba!

Debo a la cortesía de un buen amigo, don Antonio Jerez Villar, el préstamo del libro en cuestión, publicado por Homo Legens, en 2021, editorial que ya es una garantía de calidad.

Doña Cristina es una señora valiente, madre de Lucas, esposa y mártir de la justicia española, como luego explicaré debidamente.

Rebajas

Como dice al comienzo del libro: “A mi hijo Lucas, ojalá un día leas estos párrafos y estés orgulloso de tu madre. Siempre has sido y serás mi horizonte y mi motivo de lucha contra la injusticia feminista que sueño con aplastar para que nunca te alcance”.

En efecto, ¿las mujeres no  piensan que toda esta legislación injusta, que hace tabula rasa con la presunción de inocencia, y todos los principios constitucionales, y que “debemos” al inefable Zapatero, algún día alcanzará a sus hijos y nietos…?

Cuando una sociedad se monta sobre la base de la injusticia judicial, por mor de una normativa que serán leyes –el papel lo aguanta todo-, pero nunca Derecho, los resultados serán imprevisibles, y dañinos para la sociedad, pues destruyen a las familias, y solo crean enfrentamientos sociales, y una absurda guerra de sexos.

¿O es que eso lo que Zapatero, Sánchez, Irene Montero, y lo que yo llamo la “industria del coño”, realmente pretendían…?

Y en esas estamos, desde la Ley de Violencia de Género de 2004, de Zapatero, Carmen Calvo y sus mariachis femihistéricas, partidarias de la lucha de clases, la castración del varón, no sé si química o biológica, y una sociedad gobernada por las mujeres, como sexo fuerte.

Lo triste del caso es que una buena parte de las mujeres han caído en las garras de esa “doctrina feminista”, partidaria no de la igualdad, que ya existe desde hace décadas, sino del supremacismo de la mujer sobre el hombre, de forma que la simple palabra de una “señora”, aunque lo que diga sean falsedades, sirva para que se detenga, encarcele preventivamente, juzgue y condene a los hombres…?

Y esta “industria” se ha montado de arriba abajo, y unas universidades públicas, penetradas y okupadas por el feminismo más radical, lava la cabeza de nuestras jóvenes, y muchas veces hasta de los chicos, con esas ideas perversas, destinadas a la destrucción social.

Como muy bien dice Cristina (pág. 267): “¿Alguien imagina a algún rector o profesor de universidad antifeminista conservando su puesto en la enseñanza pública? Evidentemente, no, puesto que la educación es el elemento esencial de difusión del marxismo cultural, que es per se el feminismo, como también es su mejor herramienta de destrucción de la sociedad civil y del pensamiento crítico individual…”.

Porque de ese se trata, de lucha de clases, del fomento y del fermento del marxismo cultural que está en pleno apogeo en todo el mundo, y especialmente en España, de la mano de los comisarios políticos del partido comunista chino, Zapatero y Sánchez, principalmente, y entre otros.

Si todavía son capaces de pensar por sí mismos, lean este libro, pues merece la pena. Mucho.

Además, al haber sido escrito por una excelente periodista, se lee muy bien, pues no son textos farragosos –los propios de un jurista como el que suscribe-, sino muy amenos y entretenidos.

Y ayudarán, además, a una mártir de la “justicia” española, condenada por llamar putero a José Luis Ábalos Meco… (Desconozco los avatares procesales del asunto, y si todavía sigue en los tribunales, o la sentencia ya es firme).

Pero cuando las sentencias se alejan tanto de la realidad social, que es pública y notoria, y más en el caso de doña Cristina, que creo recordar vive o vivía en Valencia, es para hacérselo mirar…

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Autor

Ramiro Grau Morancho

Académico, jurista y escritor

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