ANÁLISIS

Los sueños de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias serán una pesadilla para todos los españoles

Los sueños de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias serán una pesadilla para todos los españoles
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, los más buscados. PD

La reunión en Moncloa entre Pedro Sánchez y el ‘presidente’ Iglesias ha sido muy fructífera, a tenor de la rueda de prensa posterior del líder de Podemos.

El número 1 de la formación morada ha planteado al presidente del Gobierno todos los puntos que considera necesarios para alcanzar un acuerdo en materia de Presupuestos, un paso crucial para finalizar la legislatura.

Lo único que no ha explicado el dueño del casoplón en Galapagar es de dónde va a salir el dinero para pagar la fiesta de gasto que vienen pergeñando junto a su socio de Gobierno.

Reducción del IVA a los productos de primera necesidad; bajada de la luz; revalorización de las pensiones con el IPC; reducción de la cuota a los trabajadores autónomos -que pagarían en función de su facturación-; situar el salario mínimo interprofesional, por ley, en 1.000 euros; revertir los recortes educativos; crear un parque de viviendas sociales…. y así un largo etcétera de ideas más propias de los mundos de Yupi que de una potencia europea como es España.

El mensaje de Iglesias, justo a tiempo para abrir los telediarios, no podía ser más populista e irreal. El líder morado -que ya sabe lo que es endeudarse con una hipoteca de más de 540.000 euros- se ha olvidado de explicar a los españoles quién va a pagar la fiesta con la que amenazan los dos líderes de la izquierda. ¿Con el impuesto a la banca? ¿Con los sablazos a las rentas altas y a los ahorradores?

Por mucho que suban el IRPF 4 puntos a los salarios por encima de 140.000 €, por más que impongan una subida de 12 puntos porcentuales a las rentas del capital y por más impuestos verdes o al diésel que se saque de la chistera Sánchez y su equipo de asesores, la única vía que le queda para no incurrir en un déficit y un endeudamiento desproporcionado – a ver con qué cara se presenta Calviño en Bruselas a defender estas cuentas- es que la fiesta la paguemos todos.

Eso sí, no antes de ver cómo los grandes capitales huyen despavoridos de España, las empresas nacionales empiezan a perder competitividad y la economía española se adentra en una peligrosa espiral que sólo puede terminar en una nueva crisis.

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