Los efectos del independentismo cada vez se notan más en Cataluña. Quim Torra y su equipo son sinónimo de ruina.
Lo advertía la Fundación de las Cajas de Ahorro (Funcas) hace sólo unas jornadas con un mensaje de fondo muy claro: Cataluña ha dejado de ser un motor de crecimiento para España. Mientras regiones como Madrid crecerán por encima del 3%, al otro lado del Ebro lo harán por debajo del 2,6% que marca la media nacional.
De cara al próximo año, Cataluña será la región que menos crezca junto con Extremadura. Un auténtico drama económico para una comunidad autónoma que siempre ha sido fundamental y que viene propiciado por pirómanos de la política como el xenófobo Torra y sus corifeos.
Esta carestía se empieza a notar en la calle. El contexto es tan malo que las protestas son constantes. Más allá de la creciente tensión social que provocan con su radicalidad los independentistas, médicos y bomberos han protestado de manera ostensible contra una evidente merma de sus condiciones laborales.
El presidente de la Generalitat dice que «la república no tendrá lista de espera». Un delirio de principio a fin que poco o nada tiene que ver con la realidad, ya que mientras Torra sale a varios dislates al día, más de 1.500 profesionales del Instituto Catalán de Salud (ICS) protestan por un contexto paupérrimo en un ámbito laboral clave para cualquier sociedad.
Los años de delirio independentista no pasan en balde. No es de extrañar que la prestigiosa agencia de calificación Moody’s ubique la economía catalana en la categoría de bono basura.
La credibilidad de la misma, dada la actividad de los gobernantes regionales, no puede ser más débil. Especialmente cuando recortan los fondos destinados a Sanidad en un 20% y, al mismo tiempo, suben el de sus fatuas embajadas secesionistas en un 80%.
Cifras y acciones que resumen perfectamente lo que es el actual Govern: pura parafernalia propagandísticas donde sólo piensan en asegurarse el poder, aunque ello provoque la ruina en los sectores básicos de la sociedad catalana e imposibiliten un futuro próspero para los catalanes.