Ignoro en qué va a quedar el asunto al final, pero lo que sí deseo es que la justicia pueda trabajar sin cortapisas y con tranquilidad. En democracia no hay cabida para la impunidad, ni para la injusticia.
Pero si los jueces no son independientes difícilmente podrán cumplirse mis deseos, que deberían ser los de todos los demócratas.
Aznar llevaba en su programa, cuando ganó sus primeras elecciones, la promesa de devolver al CGPJ la independencia que le había arrebatado su antecesor en el cargo, Felipe González. No cumplió su promesa y tampoco fue la única barbaridad que hizo, puesto que necesito aliarse con Pujol, el Muy Honorable, y de ahí vinieron muchos males que todavía duran. En ese tiempo, el PP estaba limpio de corrupción. Es de suponer que Rajoy ya no pudo permitirse el lujo de prometer algo igual, porque la situación del partido ya no era la misma.
UPyD llevaba en su programa una independencia mayor para los jueces, pero el personal no se dio cuenta de lo importante que es esto para la democracia y para los españoles y no recibió suficientes votos ni para estar en el Congreso. Por parte socialista, no hay el mínimo ademán en este sentido. Si González quitó a los jueces la independencia con que comenzaron su andadura en la democracia, Zapatero jamás pensó en devolverles ni un ápice y Sánchez a lo que aspira es al control absoluto de todo lo que se mueve en España, incluso el rabo de las lagartijas.
Si González hubiera respetado la independencia de los jueces, o si Aznar hubiera cumplido su promesa, nos habríamos ahorrado por lo menos la mitad de la corrupción que hemos tenido que soportar.
Ni Pujol, ni los socialistas andaluces, ni ningún otro de los corruptos que hemos sufrido habrían podido llegar tan lejos como lo hicieron.
Los votantes deberían darse cuenta de que sin justicia independiente no hay democracia.
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