La villa romana de Valladolid: Villa del Prado

Por José María Arévalo

(Señalización en plano de Villa del Prado)

Tras 40 años de espera –dice la prensa local estos días-, la inminente declaración de Bien de Interés Cultural del yacimiento de Villa de Prado vuelve a recordar su abandono. Y otros: Una villa romana única que anhela en Valladolid la dignidad merecida. De casi 100 villas romanas en Castilla y León,   solo una se asienta en una capital de provincia, y es esta de Valladolid. La de Almenara, cerca ya de Olmedo, ha sido dedicada a centro de interpretación de las villas romanas, con una importante inversión, como lo fue antes la de la Olmeda, la mejor de todas, y la de Cervatos de la Cueza, también palentina, que más que villa era como un hotel de descanso en el camino romano, con cuatro grupos de piscinas. Ahora veremos que buena parte de los hallazgos romanos de Villa de Prado se han retirado de allí y están custodiados en el Museo del vallisoletano palacio de Fabio Nelli, pero sería del mayor interés que se montaran in situ, con un centro de interpretación en nuestra capital .

El Diario de Valladolid –en artículo de Julio Tovar- recogía que  el 24 de noviembre de 1980, la Dirección General de Bellas Artes, Archivos y Bibliotecas acordaba incoar, por trámite de urgencia, el expediente de declaración como monumento histórico-artístico y arqueológico del yacimiento vallisoletano de la villa romana de Prado. Cuatro décadas después, el proceso de protección culminará al fin con la próxima declaración de Bien de Interés Cultural —pendiente solo de su aprobación en Consejo de Gobierno—. Es, pues, una buena oportunidad para asomarse a las páginas escritas en sus piedras… y a las que están por escribirse en el relato abierto del pasado, con el dictado de los futuros hallazgos; también para reivindicar el rescate de un patrimonio que languidece, ignorado por la mayoría, castigado antaño por los robos, los desmontes y las faenas propias de la agricultura, y hoy por el abandono de una zona usada, por ejemplo, para el lanzamiento de fuegos artificiales o como aparcamiento.

Bien de Interés Cultural

«Desde el momento en que se incoa el expediente, el yacimiento cuenta ya con la protección de la ley. Eso ha sido una garantía para conservar aún la villa; solo hay que pensar en cómo se ha desarrollado urbanísticamente desde entonces toda esa zona», subraya en declaraciones a este diario la arqueóloga Margarita Sánchez Simón, codirectora, entre otras, de excavaciones en la ciudad celtíbero-romana de Uxama (Soria) o en las villas romanas de Almenara-Puras y de Prado (Valladolid).

Sobre esta última aseguraba en las Primeras jornadas de ‘Patrimonio y ciudad Villa de Prado’, celebradas en 2016, que es «uno de los grandes hitos de la arqueología de Castilla y León», una «referencia a la hora de abordar la interpretación histórico arqueológica del poblamiento rural en el Bajo Imperio Romano» (siglos IV y V d.C.).

Villas romanas en Castilla y León

En las mencionadas jornadas, el investigador Fernando Regueras Grande hizo recuento de las principales villas romanas localizadas en Castilla y León. Son casi un centenar, pero ninguna, salvo la villa romana de Prado (la provincia vallisoletana suma 11 yacimientos), se asienta en una capital de provincia: no ocurre ni en León (11), ni en Zamora (7), ni en Salamanca (10), ni en Ávila (6), ni en Segovia (12), ni en Palencia (14), ni en Burgos (10), ni en Soria (11).

(Maqueta de Villa romana del Prado)

Descubierta en 1952 la villa romana de Prado

Descubierto el 16 de abril de 1952 en la vega derecha del Pisuerga, en el transcurso de unas prospecciones impulsadas desde el Seminario de Arte y Arqueología de la Universidad de Valladolid, en las que se hallaron cenizales y restos de terra sigillata, el yacimiento comenzó a ser estudiado dos años después por Federico Wattenberg y Saturnino Rivera. A primeros y finales de los ochenta y en la primera mitad de los años noventa se desarrollaron nuevas campañas en la zona que ampliaron los conocimientos sobre el asentamiento.

«Nunca se ha perdido interés por el yacimiento, ni por parte de los investigadores ni por la de las administraciones.  Siempre se han dado pequeños pasos para conocer más, para avanzar soluciones», subraya Sánchez Simón, que comenzó a trabajar en la zona en 1990 para continuar después con las investigaciones de Javier Quintana López, de forma discontinua pero sostenida en el tiempo, como ella misma reconoce.

Los hallazgos

La arqueóloga destaca la importancia de los yacimientos de Almenara y de Prado para entender «el fenómeno de las villas romanas en el valle del Duero». «Las investigaciones en uno iluminan las del otro. Ambas pertenecen a ese tipo de asentamientos que fueron rurales, en sus inicios, y que en algún momento del Bajo Imperio acabaron transformándose en villas romanas, a partir del siglo IV, prolongándose su actividad hasta el V», subraya la investigadora.

Mosaico dedicado a Diana cazadora

Wattenberg y Rivera hallaron dos construcciones superpuestas de distintas épocas, edificios residenciales que debieron pertenecer a la pars urbana. La más antigua y pequeña, con pórtico, nave transversal y tres estancias abiertas a ella, contaba en la central y absidiada con un mosaico dedicado a Diana cazadora, figura central en una composición que incluía representaciones de las cuatro estaciones y que hoy se puede ver en el Museo de Valladolid, en el Palacio de Fabio Nelli.

La segunda estructura, con patio interior peristilado, reveló cuatro estancias contiguas con suelos musivos polícromos y motivos geométricos, animales y vegetales, incluido un monograma de Cristo que también se puede contemplar en Fabio Nelli. Uno de esos mosaicos, el conocido como de Los Cántaros, adorna hoy el hemiciclo de las Cortes de Castilla y León, recordando así el pasado común. También se encontraron dos hipocaustos, antecedentes romanos de la gloria.

Ya en los primeros años ochenta, ante la transformación de la zona, fundamentalmente con la construcción del estadio de fútbol, se intervino en las zonas del vertedero y de las termas del asentamiento romano, con su apoditerium (vestuario), su frigidarium (zona fría), su tepidarium (zona templada) y su caldarium (zona caliente), una infraestructura indispensable para garantizar el ocio del señor.

(Mosaico  principal)

Además de los restos asociados a la zona residencial del dominus, en los trabajos en la villa romana de Prado se han documentado restos pertenecientes a la pars rustica, el área destinada a garantizar la explotación de la propiedad con, por ejemplo, las viviendas de los esclavos y los almacenes.

Con todo lo excavado, aún hay mucho por hallar –no se ha encontrado, por ejemplo, la necrópolis, ni se conoce al completo su trazado– y mucho por aclarar, pues quedan por responder cuestiones relativas a la evolución del asentamiento. Por ejemplo, Sánchez Simón reconoce que algunas evidencias apuntan a que el inicio del hábitat en la zona se remontaría al siglo II. «Eso no implica que fuese una población romana», advierte la investigadora.

En este sentido, la villa habría pasado por una fase de esplendor, siendo frecuentadas por el dominus sus ricas dependencias, que también habrían conocido después otros usos menos aristocráticos, como almacén, por ejemplo, habida cuenta de los restos aparecidos en el patio interior (peristilo) de la zona residencial, según indica Sánchez Simón.

Impulso

La arqueóloga confía en que la inminente declaración del BIC sea el primer paso para darle a la villa romana de Prado el tratamiento que merece y que pasaría, en un primer momento, por ampliar la investigación.  «Hay que hacer más estudios valorativos y seguir investigando. Para nosotros, cualquier hallazgo puede ser muy revelador para comprender el pasado, y no hay que descartar que haya más elementos atrayentes, más sorpresas ocultas», admite la experta, que anhela poder ver algún día integrado el yacimiento en la ciudad. «Inviable no hay nada. Es una cuestión de disposición, financiación y estrategia», concluye.

En ese mismo sentido se manifiesta la directora del Museo de Valladolid, Eloísa Wattenberg. «Es una cuestión de voluntad. La villa romana es de la Diputación –parte del terreno es de la institución provincial y parte del Ayuntamiento de Valladolid–, como también lo es el yacimiento de Almenara, que está en perfecto estado de revista. A la villa romana de Prado le tocaría en algún momento», sostiene Wattenberg, que pide un trato digno. «Quizá la declaración de BIC ayude a adecentar un yacimiento que es un testimonio muy significativo del pasado romano de Valladolid. Acondicionar ese entorno, divulgar los hallazgos, terminar de interpretar los restos… Eso contribuiría a dignificarlo», reclama la académica.

En fin, por lo dicho queda claro que la villa romana del Prado tiene entidad suficiente para formar, como se ha hecho con la de Almenara, un centro de interpretación de las villas romanas, muy apropiado estando como está tan próximo al centro de la ciudad. Con indudable atractivo turístico.

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Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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