Ni dietas milagro ni rutinas de entrenamiento espartanas

¿La confesión de Serena Williams sobre su brutal pérdida de peso acabará con el estigma de los medicamentos contra la obesidad?

La insuperable tenista ha perdido casi 20 kilos y está en plena forma

Serena Williams antes y ahora
Serena Williams antes y ahora. PD

Son casi 20 kilos.

Que en una atleta como ella, que mide 1,75 y andaba por encima de los 85 kilos, es una barbaridad.

Todo músculo, pero se ha quedado la campeona por debajo de los 70 kilos de peso.

La noticia saltó como un revés de Serena Williams: una de las mayores leyendas del deporte confesó haber utilizado fármacos para perder peso.

Ni dietas milagro ni rutinas de entrenamiento espartanas; en el camino hacia su salud, Serena Williams ha recurrido a un tratamiento médico que, hasta hace poco, era tabú incluso fuera del vestuario.

De repente, la conversación sobre obesidad, estigma y avances médicos ha cambiado de pista, y millones de personas se preguntan si, por fin, hablar de medicamentos para adelgazar dejará de ser motivo de vergüenza.

A día de hoy, 23 de agosto de 2025, la obesidad sigue siendo una de las grandes preocupaciones de la salud pública mundial.

La Organización Mundial de la Salud la define ya como una enfermedad crónica y compleja, y no solo como un problema estético o de fuerza de voluntad.

El caso de Williams, una atleta de élite, ilustra a la perfección que la obesidad puede afectar a cualquier persona, y que incluso quienes dedican su vida al deporte necesitan, a veces, ayuda clínica para alcanzar un peso saludable.

Una nueva era en la medicina: los fármacos antiobesidad revolucionan el tratamiento

Durante décadas, la lucha contra la obesidad se ha basado en la tríada clásica: dieta, ejercicio y fuerza de voluntad. Sin embargo, los avances médicos han traído un arsenal de nuevas herramientas, entre las que destacan los medicamentos conocidos como agonistas del receptor GLP-1 (como semaglutida y tirzepatida) y, más recientemente, compuestos como la retatrutida. Estos tratamientos imitan las hormonas intestinales encargadas de regular el apetito y la saciedad, logrando que el paciente sienta menos hambre y, en consecuencia, coma menos.

Los resultados son prometedores: en ensayos clínicos, pacientes tratados con estos fármacos han llegado a perder hasta un 24% de su peso corporal, acercándose a la eficacia de la cirugía bariátrica, pero sin pasar por el quirófano. Además, los beneficios van más allá de la báscula: se ha demostrado que ayudan a controlar los niveles de azúcar en sangre, reducen el riesgo cardiovascular y mejoran la función renal.

El auge de estos tratamientos ha generado una auténtica revolución en la forma en que médicos y pacientes afrontan la obesidad. Ya no se trata solo de “comer menos y moverse más”, sino de entender que la biología juega un papel clave y que, en muchos casos, el organismo lucha activamente por mantener el exceso de peso. Aquí es donde los medicamentos pueden marcar la diferencia.

El estigma, un enemigo silencioso: ¿puede la sinceridad de los famosos cambiar la percepción social?

A pesar de los avances científicos, el estigma asociado a los tratamientos para perder peso sigue muy presente. Muchas personas temen que recurrir a un fármaco sea visto como un “atajo” o una muestra de debilidad, cuando en realidad puede ser la opción más sensata y efectiva para su salud. La confesión de Serena Williams podría ser el punto de inflexión que hacía falta para abrir un debate más honesto y compasivo.

El estigma no solo afecta a quienes padecen obesidad, sino también a los propios profesionales sanitarios, que a menudo dudan en proponer estos tratamientos por miedo a ser juzgados o a trivializar el problema. La evidencia, sin embargo, es clara: la obesidad mata y su impacto va mucho más allá de la imagen corporal. En España, por ejemplo, el 16,5% de los hombres y el 15,5% de las mujeres sufren obesidad, cifras que crecen año tras año.

Las campañas recientes, aunque controvertidas, han puesto el foco en la importancia de tratar la obesidad como lo que es: una enfermedad grave. El uso de famosos en estos mensajes puede ser polémico, pero también efectivo. Cuando una figura como Williams admite que ha necesitado ayuda médica, desmonta el mito de que la fuerza de voluntad lo puede todo y legitima la búsqueda de apoyo clínico.

Nutrición, dieta y el papel de los nuevos tratamientos: ¿adiós a las dietas milagro?

La llegada de los fármacos antiobesidad no significa que la nutrición y la dieta dejen de ser importantes. Al contrario: los expertos insisten en que estos medicamentos son una herramienta complementaria, no un sustituto de los hábitos saludables. La clave está en un enfoque integral, donde la alimentación equilibrada, la actividad física y el apoyo psicológico sigan siendo pilares fundamentales.

Sin embargo, por primera vez, la medicina ofrece una alternativa realista y eficaz para quienes han probado todo sin éxito. El uso adecuado de estos medicamentos, siempre bajo supervisión médica, puede ayudar a romper el círculo vicioso de las dietas restrictivas y las recaídas, permitiendo a los pacientes centrarse en recuperar su salud y calidad de vida.

Avances médicos: lo que está por venir

El futuro de los tratamientos para la obesidad es prometedor. Las investigaciones en curso exploran nuevas combinaciones de moléculas que actúan sobre diferentes vías metabólicas, aumentando la eficacia y reduciendo los efectos secundarios. La retatrutida, el último avance, ha demostrado ser especialmente potente, y hay otras moléculas en fases avanzadas de investigación clínica.

Además, se están desarrollando sistemas personalizados de tratamiento, que tienen en cuenta el perfil genético, el microbioma intestinal y el estilo de vida del paciente. El objetivo: ofrecer una medicina cada vez más precisa y adaptada a las necesidades individuales.

Anécdotas y curiosidades: la ciencia también tiene su lado divertido

  • La molécula GLP-1, clave en los fármacos actuales, fue descubierta estudiando el veneno de una especie de lagarto, el monstruo de Gila. Si, lo que hoy ayuda a perder peso empezó como un hallazgo reptiliano digno de película.
  • En las primeras pruebas clínicas, algunos pacientes reportaron sueños especialmente vívidos. La ciencia aún no sabe si adelgazar con GLP-1 también ayuda a soñar más en tecnicolor, pero la anécdota está servida.
  • El famoso “efecto rebote” de las dietas estrictas se debe, en parte, a la reacción hormonal del cuerpo, que interpreta la pérdida de peso como una amenaza y activa mecanismos para recuperar la grasa perdida. ¡Nuestro organismo es más conservador que un tupper con croquetas en la nevera!
  • Hay atletas de élite que, como Serena Williams, han recurrido a tratamientos médicos para controlar su peso, rompiendo el mito de que “los deportistas nunca engordan”. La genética, la edad y el metabolismo también juegan sus cartas.

En definitiva, la conversación pública sobre obesidad, tratamientos y estigma está cambiando. Quizá, dentro de poco, la pregunta ya no será “¿Por qué necesitas ayuda para perder peso?”, sino “¿Qué opciones médicas tienes a tu alcance para cuidarte?”. Y eso, sin duda, sería un auténtico punto de partido.

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Autor

Fernando Veloz

Economista, comunicador, experto en televisión y creador de formatos y contenidos.

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