A finales del año 2016, el grupo de Salvador Aznar publicó en la revista Nature un artículo que muchos consideraron revolucionario. En él identificaron las células concretas responsables de las metástasis, la principal causa de muerte por cáncer y contra las que apenas existe ningún tratamiento eficaz. A la sorpresa inicial le siguió otra: esas células dependían fundamentalmente de las grasas, especialmente del ácido palmítico (el principal componente del aceite de palma), lo cual abría una puerta a la prevención y a nuevos tratamientos.
Año y medio después, el grupo recibió una beca de 2,5 millones de euros del ERC (el Consejo Europeo de Investigación) para poder continuar el proyecto.
Aznar nos recibe en su despacho del Instituto de Investigación Biomédica de Barcelona (IRB) para hablar de su trabajo, de sus expectativas y del proceso de la investigación, de los caminos que está tomando y de las respuestas que luchan por encontrar. Habla rápido y con seguridad, pero no esconde dudas y preocupaciones. Su optimismo tampoco le impide la crítica.
Su grupo ha recibido una beca de 2,5 millones de euros del Consejo Europeo de Investigación destinada a continuar el trabajo que publicaron en 2016 en la revista Nature. ¿En qué consistía el estudio?
Nosotros investigamos los ritmos de las células madre. En general estas células están activas renovando los tejidos, pero hay un grupo de ellas cuyo ciclo es mucho más lento. Las llamamos quiescentes y funcionan como una bolsa de ahorros: el cuerpo solo echa mano de ellas en momentos de gran peligro, como cuando hay importantes heridas.
“Si impedíamos que aquellas células comieran ácidos grasos, deteníamos casi por completo las metástasis”
Desde hace unos años sabemos que en los tumores hay unas células madre que los inician y mantienen, y queríamos ver si dentro de ellas también había poblaciones con ritmos diferentes. La respuesta fue que sí. Pero lo más sorprendente fue que al analizar esas células quiescentes vimos que estaban especialmente relacionadas con las metástasis y con el metabolismo de las grasas. A partir de ahí, el proyecto cambió.
El propósito de la investigación giró hacia las metástasis y las grasas…
Sí. Vimos que este tipo de células apenas intervenían en el tumor primario, el que crece en el sitio de origen, pero eran justo las que iniciaban y generaban las metástasis. Además, comprobamos que se alimentaban de grasas y que tenían una avidez enorme por el ácido palmítico (el componente principal del aceite de palma). Si impedíamos que las células comieran ácidos grasos, deteníamos casi por completo las metástasis, leer más en SINC.