Ahora que la Academia acepta términos como almóndiga, gayumbos, murciégalo y asín, es momento de pedirle que apruebe el de listonto para definir a la gente lista que se beneficia de la tontez de sus congéneres.
Los listontos aparecen en todas las actividades humanas, y son especialmente activos en el arte y como políticos.
El dibujante Armando Salas, creador multifacético, hizo hace algún tiempo una tira en la que aparecía una limpiadora de ARCO, feria anual de arte contemporáneo de Madrid, que preguntaba a su jefe si un lote de botellas vacías, vasos y desechos de comida eran una obra de arte o restos de la fiesta de clausura.
Seguramente era una obra de arte carísima. El listo sería el que amontonó toda aquella basura y la puso a la venta, y el tonto el que la compró: arte listonto, para el listo y para el tonto…
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