Para advertir que la guerra contra el Califato Islámico es inevitable hay que analizar, primero, el irracional sistema de pensamiento de esos fanáticos religiosos, más que sus conquistas militares y campañas terroristas.
Porque el terrorismo del GAESH es consecuencia de un sistema ideológico que, como una secta destructiva, convierte a seres, antes pacíficos, en fanáticas bombas humanas.
Para combatir ideológicamente a estos salafistas primero debemos establecer la diferencia entre razón y sentimientos, entre reflexión y pasión o lo que deriva de ello, entre democracia y religión.
Ninguna de las tres grandes religiones abrahámicas, la judía, la cristiana, y la más tardía, la islámica, es democrática porque obedecen a leyes divinas, no racionales…
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