Cataluña tiene varios restaurantes con tres estrellas Michelin, fruto del talento de sus cocineros, que han sabido unir ingredientes y técnicas como cocción al vacío, espumas, esferificaciones, deconstrucciones y nitrogenaciones.
Pero la Generalidad es más basta: metió en una gran marmita a sus burgueses catalanistas que amenazaban al Estado con declarar la independencia si Mariano Rajoy no les daba caviar al precio de alubias.
Y para darle reforzar el guiso añadió a la olla agitadores comunistas, anarquistas, okupas y anticapitalistas, que aportaron sus raspas de pescado pasado, verduras podridas, y carnes descompuestas; crearon así una pasta maloliente que daría arcadas a alguien muriendo de hambre.
No era la exquisita Independencia, plato sofisticado que le habían prometido a los finos comensales sentados en las lujosas mesas del templo gastronómico tres estrellas catalanista…
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